domingo, 16 de octubre de 2016

DataTraveler G2 8GB

Esto es una memoria USB. ¿Sabéis lo que es una memoria USB? Me alegro.


Una memoria USB sirve para llevar datos de una parte a otra de forma muy cómoda. Puedes llevar la Biblioteca de Alejandría en un bolsillo. ¿No es algo maravilloso, espectacular? ¡Vaya que sí!

La Biblioteca de Alejandría era un sitio muy aburrido. La gente iba allí a estudiar, en vez de hacer bacanales, que era lo mejor que se podía hacer en la antigüedad. En la antigüedad si no hacías bacanales ya me dirás tú para qué naciste en la antigüedad. Para morirte de bocio, o de lepra, o de peste. Vete a saber tú para qué naciste en la antigüedad si no es para hacer bacanales.


Si no hacías bacanales, además, eras un pringado. A la gente que pasaba de bacanales se la miraba mal. ¿Por qué no hará este bacanales? ¿Será maricón, este? Vete a saber tú por qué este no hace bacanales. Será paradito. Será tonto.

La antigüedad era siniestra, vaya que sí. Por eso la antigüedad ya no existe y existe la modernidad. La antigüedad ha sido reemplazada por la modernidad. La modernidad mola más que la antigüedad, por eso ella ha sobrevivido y aquella no. La modernidad es eterna, con bacanales o sin ellas.


En la modernidad podemos hacer muchas cosas. Podemos ver Disney Channel, cosa que os recomiendo muchísimo ya que es el canal más moderno que hay. Si quieres educarte en la modernidad tienes que ver Disney Channel. En Disney Channel se toca la nota mágica, aquella que te va a llevar a lo eterno. Dove Cameron sabe que ella encarna la modernidad, como yo, y así te lo dice en una de sus canciones.

Yo como no canto te lo escribo. 


Me gustaría cantar, pero precisa de una técnica que yo no me he molestado en refinar. No te preocupes, he refinado muchas otras, mi alma llegará a ti no en forma de canción pero sí en otras muchas formas. No hay problema.

La modernidad, aquello que yo soy, aquello que yo canto, es la quintaesencia de la eternidad. Es el camino que marcó Dios a sus fieles en el mundo moderno. En la antigüedad, aquel lugar tan infame, tenías que meterte en catacumbas para seguir a Dios. Hoy, dado que Dios es bondadoso, sólo tienes que ver Disney Channel para ser fiel a Él.


Una gente que me cae estupendamente son los conspiranoicos. Me parece la gente con más pelotas de la actualidad. ¿Quién cojones se atreve a ir por la vida hablando de reptilianos? Yo lo intenté y casi me tiran por un barranco, como a Pedro Sánchez. Sin embargo ellos, seres hechos de piedra, golems, no se rinden en su empeño y siguen apelándonos a despertar de la más pura de las formas: a grito pelado.

Yo pronto me di cuenta de que el camino de los conspiranoicos estaba llamado al fracaso. Sus formas eran demasiado impopulares. A nadie le gusta que le digas que un puto lagarto lleva eones engañándote y que tu vida y la de tus ancestros ha sido una gran farsa. Había que buscar otro modo.


El método de la gente metida en asuntos espirituales también era una mierda. Demasiado memo, demasiado marica. Con poca pegada. Tocan una nota que es fácil de ridiculizar. Además, personalmente su estilo me espanta. Así que esa manera tampoco valía.

Así que después de mucho cavilar, después de mucho perderme por los bosques del norte de España, llegué a la conclusión más perfecta: yo llamaría a despertar haciendo lo que mejor sé, ser moderno que lo flipas. Dios está implícito en la modernidad y la modernidad está implícita en Dios. El puzzle encajaba de la más bella forma.


La modernidad es la nota más radical, es la nota que no negocia. Decide unilateralmente. La modernidad no le suplica a tu cerebro que crea en reptilianos. La modernidad no se pierde en bellas parábolas de Maestros Ascendidos. La modernidad te dice que ella mola y tú no. ¡Canastos! ¡Ese sí es un juego al que la gente quiere jugar!

A la gente tienes que picarla, tienes que rebajarte a su nivel. No puedes arengarla desde un púlpito como los maestros espirituales, que parten de la base de que ellos están iluminados y tú no. Tienes que exponerte a que la gente te parta la cara, que te crucifique. Si no ¿qué tipo de maestro espiritual eres? Uno de chichinabo. Uno que ama demasiado poco a sus semejantes, ya que les trata desde detrás de una cortina.


Yo, sin embargo, soy una bestia parda. Yo te agarro de la solapa y te pongo la navaja al cuello. ¿Quién mola más, tú o yo? No te doy cuartel. Te propongo una batalla que no vas a poder ganar para que te enfrentes a ti mismo, ya que a mi no me vas a poder vencer. Y así, pensando que te enfrentas a mi cuando en realidad te estás enfrentando a ti mismo, te obligo a despertar.

¿Soy la polla o no soy la polla? Pues naturalmente que lo soy.