lunes, 24 de octubre de 2016

El Perro del Mar


La leyenda cuenta que esta chica, sueca, se puso este nombre porque le sobrevino una epifanía mientras miraba un perro que había junto al mar.


Los suecos deben ver el castellano como un idioma exótico, y por lo tanto molón, porque usan el castellano para ponerse nombres molones como si tal cosa. ¡Un respeto, niñata! ¡Esto es Castilla! ¡Don Pelayo se come a los vikingos para desayunar!

La revelación que le vino a la niñata es propia de una niñata: que se había pasado la vida haciendo popotitos. Que se había pasado la vida escondida haciendo bochinches para que los demás estuviésemos mirando todo el tiempo pa ella. Vamos, que de repente entendió que era una niñata ridícula, algo que le pasa a la mayoría de las chicas guapas.


Cuando eres guapa no necesitas hacer nada, porque tienes a todo el mundo a tus pies. Es lo que me pasa a mi con ser inteligente, que como soy tan, tan, tan inteligente la gente se postra a mis pies, implorando que les saque las castañas del fuego. Tal es mi poder intelectual que no necesito trabajar, sólo liarle la cabeza a la peña para que recorra el camino que yo he trazado, maquiavélico.

El combate más apoteósico que se puede dar en el universo es una niñata contra un listillo. Ahí los planetas detienen su rotación para observar cómo los dos superguerreros se reparten estopa sólo por ver quién gana. Tú serás muy guapa y todo lo que quieras, pero te tengo atada con mi látigo cerebral. Pero tú, espabilado, serás todo lo espabilado que quieras pero si muevo el culito te hipnotizo y a ver qué haces ahora. Los contendientes son tan poderosos que los que pagan el pato son los mortales, que ven cómo sus casas se hunden ante las oleadas de energía que desprenden los titanes de la lucha.


Ambos contendientes estamos destinados a entendernos, como Goku y Vegeta. Sin embargo, antes de que llegue el feliz acontecimiento tenemos que dejarnos claro el uno al otro quién es el que manda aquí. Tenemos que dejar claros los puntos de un contrato que será irrompible, ya que lo han firmado los guerreros más poderosos del universo. No pueden quedar cabos sueltos, porque eso enturbiaría las futuras aventuras, en las que seremos aliados y no rivales.

Los listillos y las niñatas nos atraemos y repelemos con la misma intensidad. Por eso nuestra unión es tan santa, porque es la más enternecedora de todas. Ambos tenemos que dejarnos de pamplinas para estar juntos, pero esas pamplinas no son tan pamplinas. Hacemos lo que hacemos porque esas pamplinas son importantes para nosotros. Y como nos entendemos tan bien nos cuesta mucho entendernos, porque no nos podemos hacer tantas trampas como les hacemos a los demás. A los demás se la liamos con una mirada o con un agitar de pandero. Entre nosotros la cosa se complica.


Así que ya sabéis, cuando tiembla la tierra, cuando en el cielo aparece un destello inusitado, cuando se escucha un trueno y no hay tormenta, no culpéis a los Illuminati y a sus máquinas de control del clima. Esos pobres diablos no tienen ni idea de lo que se cuece en realidad. Somos nosotros, los listillos y las niñatas, que ya estamos combatiendo sólo por divertirnos, sólo por dejarnos claro los unos a los otros que nosotros, y sólo nosotros, somos el guerrero más poderoso del universo.

Somos esa energía que hace que te piten los oídos. Somos el porqué de que ese volcán haya entrado en erupción. ¡Cuánta responsabilidad! Y sólo porque esta niñata no se rinde de una vez por todas...