sábado, 29 de octubre de 2016

Russian Overtures & Orchestal Works


Este disco me lo compré en El Corte Inglés porque quería tener algo de música clásica en mi colección. Los rusos me caen bien, porque son duros como la nieve de Siberia, y el disco era de los baratitos. Así que ¡clack! todo cuadró.


Los colores también son bonitos, ¿no? La portada azul y la parte esa de la bisagra transparente, que todos sabemos que los discos que tienen esa parte transparente son mejores que los que no la tienen. Y el papel que revela su transparencia es rojo, y el rojo con el azul queda guay. Vamos, que es muy bonito. ¿Que qué tal está la música que lleva dentro? Pues chico, no me acuerdo. No sé si me lo he puesto una vez, como mucho.

Digo yo que será muy buena, porque lo que suena así a arte ruso suena como guay. Suena a como una cosa muy fina, adusta, como de hombre serio. El arte danés suena como más a chico ligero, como a hipster. El arte ruso suena a una cosa más densa, más trabajada, más a señor que sabe lo que es la vida. Qué significa cazar osos con sus propias manos para alimentar a su familia. A mi ese rollo me gusta más.


Cuanto menos metidos en el capitalismo están los países más serio es su arte, porque saben más lo que es la vida. El capitalismo la gracia que tiene es que te aleja de los problemas de la vida, por eso es tan popular. Te tomas un Red Bull y ¡hop! se acabaron todos los problemas. ¡Para eso inventamos el capitalismo! Para adormecernos comprando lavadoras y electrodomésticos. ¿Para qué si no? ¿Para tener justicia social? Joder, tío, pues a buen sitio fuiste a llamar.

Si quieres justicia social te haces comunista. Eso lo sabe todo el mundo. El capitalismo trata de liarle la cabeza a la peña para salirte con la tuya. Puedes inventar todas la teorías que justifiquen ese hecho irrefutable, pero así es. Tú lo que quieres es pasar de todo el mundo y que te vaya a ti bien y a los demás que les den por el puto culo, por eso inventaste el capitalismo. No, no te juzgo. Sólo digo que es así. ¿O no es así?


Si quieres justicia social te haces un tío adusto y no gastas a lo tonto. Vives sin lujos porque sabes que la gente lo pasa mal, y no vas a ir por la vida presumiendo cuando a dos metros más abajo se matan por un trozo de pan. Sería como de mal gusto, me parece. Pero, claro, si a ti lo que le pase al vecino te la trae floja, pero flojísima, inventas el capitalismo. Y como la gente pasa de todo el mundo porque se creen que, si juegan en ese casino, a ellos les va a tocar la lotería van y compran fichas, porque a ellos les va a tocar la loto. Luego no es así, pero ya estás pringado. Y de aquí no puedes salir, que para eso has firmado este papel.

Chico, si no pasa nada. A estas alturas no vamos a juzgar a nadie. Estaría bueno. Si la partida ya ha acabado. Pero como ahora hay que montar un sistema preparado para el siglo XXI, porque esto de pasar de todo cristo ha quedado demostrado que a la larga no rula, pues está bien destapar aquello que cubría la farsa. Que no pasa nada, tío, que no vas a ir a la cárcel. De verdad. Sólo quiero ver las cartas. No para señalarte con el dedo, sino para comprender las motivaciones reales de las personas e inventar un sistema que las tenga en cuenta pero que no las pervierta de la manera de la que hasta ahora se pervertían.


Porque el comunismo era una mierda. Esa idea partía de que las personas somos de una manera de la que no somos. ¡Coño, así yo invento cualquier cosa! ¡Cualquier cosa! Mira, con este mechero voy a alumbrar a todo el planeta. Oye, pero es que esa llama es muy pequeña, no es suficiente. No, pero es que, bueno, es que el mundo también se pasa de grande. ¿No se podría encoger un poco el mundo para que funcione mi idea? Yo lo digo por el bien de la generalidad.

Hay que montar un sistema partiendo de una base real, de que las personas somos así, y sólo así, y no de otra manera. Somos buenos y malos a la vez. ¿Por qué negarlo? Nadie es ni super malo ni super bueno. Pues habrá que hacer algo adecuado a esa realidad, ni el imperio de Satán que ha sido el capitalismo ni el imperio de Inocencio que era el comunismo. Una cosa normal. ¿Tan difícil es una cosa normal? Ya te digo yo que no.