jueves, 20 de octubre de 2016

Q-Connect Rubber Bands


Cuando buscas gomas elásticas por casa nunca las encuentras. Así que he decidido comprar este paquete, para que eso no me vuelva a pasar nunca más.


Como condones ya no uso, no porque folle a pelo, sino porque no follo ni pagando, pues no está de más esto de tener gomas. Así me recuerdan que una vez, un día, mojaba el churro de vez en cuando. Es como Mr. Increíble cuando mira sus medallas de antaño, colgadas en la pared. ¡Ah, sí, aquellos eran los buenos tiempos! Ahora estoy aquí con mi puta mujer y mis putos niñazos. Soy un calzonazos, pero eso no fue siempre así.

El compromiso es una cosa que a nuestra generación nos da mucha urticaria, pero es crucial para montar una vida feliz. Por alguna razón que ahora no recuerdo, nosotros crecimos pensando que la felicidad está en la infancia. Que todo lo que pase a partir de entonces es un precio que no estamos dispuestos a pagar. Así que todos pensamos, como una inteligencia colectiva, que la infancia nadie nos la iba a arrancar de las manos.


Nos compramos camisetas de dibujos animados. Nos pusimos vaqueros cagones, de esos que se te caen y dejan ver los calzoncillos. Montamos vidas con una estructura ligera, o más bien sin estructura alguna. Las estructuras heredadas por nuestros padres no nos satisfacían porque vivir en ellas significaba renunciar a nosotros mismos. Así que despreciamos las estructuras, en cualquiera de sus formas.

Lamentablemente para nosotros, las habas necesitan un palito para trepar por él y desarrollarse. Puede que las estructuras heredadas de nuestros padres no nos sirviesen, ya que ahogaban la creatividad en vez de permitirla florecer, pero las estructuras son necesarias. Pueden ser más modernas, no monolíticas, hechas con flexibles materiales modernos, incluso transparentes, para que no se vean. Pero las estructuras son necesarias.


Para eso de montar estructuras es crucial el compromiso. Si todo lo que tienes en mente es pasarte la vida comiendo tostas de Nocilla mientras ves los dibujos, cuya versión moderna es comer ensaladas viendo Netflix, me temo que tienes un problema de compromiso. ¿Para qué diablos sirves tú? ¿De verdad crees que puedo apoyarme en ti? Me temo que no tienes fuerza suficiente para soportar una situación no prevista. Me temo que cuando un día venga con un problema tú te vas a hacer el loco y te vas a escabullir, para irte a comer ensalada y ver Netflix a otra parte, porque Netflix lo puedes tener en varios televisores.

Sólo necesitas otro televisor. El que sobra en tu vida soy yo.


El compromiso es el cemento de una estructura de cualquier tipo, sea familiar, social o empresarial. El compromiso sirve para saber que esa viga que está ahí mañana estará también, no se habrá escabullido porque el peso de la estructura es demasiado para ella. Sirve para tener confianza, esa tan necesaria para emprender cualquier asunto. Si no tienes apoyos, por mucho que sea el grosor de la viga que eres, te resultará complicado cumplir tu función de viga maestra.

Evidentemente no tienes que comprometerte con cualquier gilipollez. Si te proponen un negocio que tiene mala pinta no te comprometas, subnormal. No estamos hablando de trileros. Estamos hablando de personas normales.


Sea como sea, es importante que te rodees de personas de cierta solidez, que no estén pensando única y exclusivamente en su ombligo. Por desgracia mi generación tiene un déficit de ombliguismo y todavía no está saciado. Tienes que mirarte el ombligo hasta que sea necesario, mirarse el ombligo también tiene un sentido. Si no te miras el ombligo durante un tiempo no serás un hombre o mujer completo, o completa, porque tendrás necesidades sin saciar. No puedes fingir que compromiso es todo lo que necesitas tú y, cualquier día, explotar porque he usado tu taza favorita.

Pero no, querido amigo, la vida no acaba en tu ombligo. Ahí termina tu preparación para la vida. Cuando estés bastante satisfecho con quién eres puedes dar el siguiente paso y empezar a servir como parte de la estructura que formarás, quizás, con los demás.


Pero claro, tampoco puedes pasar absolutamente de quién eres para formar parte de una estructura a ciegas. Porque si no cuidas de ti no podrás cuidar de los demás.

Yo no digo que sea fácil. Digo que la manera de hacer las cosas es esta y nada más que esta. Punto final.