jueves, 20 de octubre de 2016

Tritton


Si quieres ser un tío macho, un tío-tío, tienes que ser gamer. En mis tiempos era al revés, si jugabas a videojuegos eras una maricona. Ahora la maricona es el que no es gamer.


Si quieres ser gamer tienes que ser youtuber. Jugar es poca cosa, necesitas emitir. Jugar es lo que hacen los niños, pero los hombres emiten. Y un youtuber ha de tener unos cascos guapos. Los cascos más guapos son los Tritton.

En realidad valen unos cascos cualquiera, pero esto es como el iPod con sus cascos blancos. Cuando íbamos por la calle y veíamos un pavo con cascos blancos en los oídos sabíamos que ese era uno de los nuestros. Sabíamos que ese tío sabía de qué iba la movida. Sabíamos que ese tío era Illuminati, como nosotros.


La gente que tenemos determinado rollo reconocemos a nuestros iguales. No nos hace falta ni hablar. Sabemos que ese tío o esa tía mola. Somos como los del PP pero al revés. Ellos hacen la señal de los cuernos, como Bush. Nosotros hacemos la misma señal pero con el pulgar en vez del índice, como los surferos.

No tengo nada en contra de que la peña del PP se entiendan entre ellos. Me parece de fábula. A mi también me gusta estar con gente de mi rollo e imagino que a ellos les pasará lo mismo.


A los del PP les digo lo mismo que a los míos: que no se pasen de la raya. Entiendo que a los del PP les mole trincar y que les guste acumular posesiones, y a mi me mola que lo hagan. Que no se pasen, que no jodan a la peña con su rollo, pero que lo hagan.

A los míos les pica por otro lado; los míos quieren sentirse muy especiales. No les gusta presumir de que trincan mucho, o por lo menos eso no lo dicen. A los míos les gusta decir que han alcanzado la fama. Que son los niños más creativos de toda la clase. Que yo dibujo mejor que tú. El del PP quiere ser el mejor al fútbol. Los míos quieren ser los que mejor dibujan.


Recuerdo mi primer día de clase. Allí la vida ya me enseñó todo lo que se puede saber del mundo creativo.

El primer día de clase nuestra profesora Pilar nos puso a dibujar líneas rectas verticales sobre un papel de cuadros. Eso era todo. Ya ves tú la educación en España.


Yo hice esa mierda, porque vaya mierda. Y todos nos íbamos poniendo en fila para entregársela a la seño, que esperaba en su mesa.

Yo me puse en la fila. Después de mi llegó Ramsés. Se llamaba Ramsés. Si llamas Ramsés a un niño ya le has marcado para toda su puta vida.


Se puso a mi lado. Miró mis líneas rectas verticales. La ira se hizo presente en su rostro y me rompió la hoja por la mitad de un manotazo. Yo me puse a llorar.

Ramsés dejó claro desde el primer día de colegio que él de mayor iba a ser una marica loca rabiosa. De esas que no soportan que un niño cualquiera dibuje mejor que ellas. ¡Él se llama Ramsés! ¿No es evidente que el destino le señaló como El Elegido? Y yo, desde luego, no iba a interponerme entre él, Ramsés, y su destino.


Ese día también quedó claro que yo de mayor iba a ser Moisés, aquel que liberaría al pueblo judío del diabólico faraón. El faraón es demasiado infantil. El faraón no quiere esforzarse, el faraón quiere que le den el oro por derecho de nacimiento, no por trabajar.

El faraón es muy mal creativo. Nadie se lo ha dicho porque ha crecido entre algodones, lo han malcriado. Le han llenado la cabeza de pájaros sobre sí mismo y ahora se resiste a aceptar la verdad. Quizás la culpa sea de los padres, pero si Ramsés fuese mejor persona sería más humilde. No toda la culpa es de los padres.


Cuanto mejor eres más vergüenza te da serlo. Te resulta mal ir sacando pecho delante de los demás. No les quieres hacer sentir mal. El hecho de que te importen los demás es un requisito crucial para tener talento, porque el talento es para servir a los demás. Si no tienes una exquisita reverencia por tu prójimo serás un mal creativo. Tú lo que quieres es hacer sentir bien a la gente, no mal. Por eso metes pecho.

Por eso que te irrite el trabajo de otro es mala señal. Hombre, si te irrita porque es malísimo es otra cosa, claro. Pero que te irrite porque el malísimo eres tú es una cosa muy distinta.


Así que la pega que le pongo a “los míos” es la misma que les pongo a los del PP. Que son demasiado infantiles. Que aunque a ti te guste mucho algo no puedes poner ese gusto por encima de los demás. No puedes pasar por encima de la gente porque quieras un BMW o porque quieras tu cara en la portada de una revista. Eso es lo que hacen los niños, no los hombres.

Por eso si eres un creativo paquete y te da pereza aplicarte la disciplina que debieron aplicarte tus padres el de ley que te compres unos Tritton. Si te da pereza apretar tu delicado corazón sólo para no pisar a los demás es buena cosa que te compres unos Tritton. Así, aunque no seas un tío hecho y derecho, parecerá que lo eres. Y algo es algo.