jueves, 27 de octubre de 2016

Reel 2 Real featuring The Mad Stuntman I like to move it


En Madagascar, la película de animación, esta canción cobró una nueva dimensión. Esa peli sólo me gustó por la escena en la que todos los putos monos de la isla se ponen a cantar este tema.


A mi me regalaron este single en el Renault Center, una iniciativa de Renault de hace muchos años, bastante novedosa, que consistió en hacer una suerte de sala de exposición en la que se hacían actividades para el público.

Esas actividades eran meterse en un túnel de viento o traer a Cadena 100 a emitir desde la sala, como el día en el que a mi me regaló el DJ de turno este single, porque le sobraban los singles, supongo. Y yo, como era un niño, pues me fui para casa más contento que unas castañuelas.


La publicidad y la comunicación en general pasa por un punto bien jodido. A nadie le interesa ya la publicidad. Es cosa bien normal: el sistema ha perdido toda credibilidad y, por tanto, su altavoz también la ha perdido. Seríamos gilipollas si perdiésemos la confianza en la política y las corporaciones y no la perdiéramos en la publicidad, que forma parte del mismo engranaje, de forma indisoluble.

Mi alternativa al entender lo que se avecinaba fue la más inteligente de todas: ahí os quedáis, gilipollas. Sois unos retrasados mentales y os vais a ahogar en vuestra propia mierda. Y como a mi vuestra mierda no me gusta nada, sólo la de las chicas guapas, me piro y os dejo con el marrón, que es tocho, marrón oscuro.


Mi sádico carácter hace que disfrute mucho de cuando un perdedor me suplica ayuda completamente rendido, completamente puesto en evidencia. Me encanta relamerme su sangre de las comisuras de los labios, deliciosa, después de que haya comido de su puto cuello. Es algo que me la pone dura. ¿Soy un cabrón? Sí, de la peor clase. Lo más jodido que te puedes encontrar en un callejón oscuro.

Lamentablemente, poca ayuda puedo prestar en este caso. No es un problema creativo, porque no es una cuestión formal. No se puede decir la misma mierda de siempre poniéndole un sombrero nuevo. Es un problema de fondo. Lo único que tiene sentido en estos tiempos es atacar la mentira, pero como la publicidad forma parte de la mentira que hay que atacar de atacarla se atacaría a sí misma. Y por lo tanto se suicidaría. Así que eso no se puede hacer.


A ver, por poder se puede, pero el que paga seguramente te diría que no. Así que estás atrapado. Los límites que te pone el que paga contradicen el avance de la profesión. El avance real, me refiero, seguir haciendo como que no pasa nada se puede hacer, pero ir no va a ninguna parte. Así que si a ti lo que te gusta es dar vueltas al tiovivo como un caballo de cartón piedra me parece bien, pero no serás alguien respetable. Todo no se puede tener, amigo mío.

Ya, ya te veo que estás desesperado. Te lo veo en los ojos. Pero chico, este es mi diagnóstico, no sé. Que estás muerto. Acepta tu muerte, eso es todo. La muerte no es el final, sólo la antesala de la resurrección, y quizás te reencarnes en algo más productivo para la sociedad. Ah, que eso tampoco te parece bien. Pues nada, sigue siendo un muerto viviente. A efectos prácticos es lo mismo. Yo preferiría que aceptases tu muerte, porque los zombies huelen fatal y son molestos, pero oye, si eres cabezón, eres cabezón. No se puede hacer nada.