Lo que tenga power está muy bien. A
todo el mundo le gusta el power. Que la gente te haga caso es mucho
mejor que que no te lo haga. A eso, el power, es a lo que se agarra
la gente como a un clavo ardiente.
La justicia es lo de menos. Lo
importante es el poder. Que yo le pueda someter a este desgraciado,
porque mis caprichos son importantes. Tú, a callar y a hacer lo que
yo digo. No tengo ganas de discutir.
La justicia está muy bien, pero si no
tienes poder no puedes aplicarla. ¿De qué sirve ser muy justo si
nadie escucha tu veredicto? De nada. Para esperar sentado. Para nada
más.
El poder, bien aplicado, sirve para que
la gente deje de hacer el mal y empiece a hacer el bien. Para eso
sirve el poder en realidad. El resto de aplicaciones son estúpidas.
Si no empleas todas las cosas para hacer el bien estás remando hacia
el lado contrario. Dios dice que hacia el bien y tú, que eres un
siervo inútil, dices que para el mal. Eso no puede ser. Debes ser
reprendido.
Para aplicar castigos justos es para lo
que sirve el poder. El cabeza de familia es el más poderoso de la
familia porque es el más sabio y la gente acude a él a solucionar
sus problemas. La gente es estúpida y necesita ser guiada. Para eso
servimos los cabeza de familia.
Los cabeza de familia no sólo tenemos
nuestros problemas a las espaldas, sino que tenemos los de los demás
retrasados que nos siguen a ciegas. Son un estorbo, pero a la vez su
presencia es agradable. Es como el fuego de una chimenea. Tampoco es
que sea ahí una cosa utilísima pero está bien que esté ahí. Eso
es lo que me parecen el resto de miembros de la familia.
Los cabeza de familia estamos
cansadísimos. Sin nosotros el barco se va a tomar viento. Si el
capitán no está, ¿quién es el guapo que sabe llevar el rumbo?
¡Nadie! ¡Todos necesitan al capitán! Por eso el capitán ha de
imponerse por la fuerza, para salvar al resto de la tripulación de
sí mismos.
Hay gente que, por capricho, quiere ser
capitán. Ni se imaginan las responsabilidades que evitan si se
quedan calladitos en su sitio, donde les he mandado que se queden. Se
creen que esto es sólo pasear el palmito por cubierta y beber grog.
Todo lo contrario. Esas cosas son el raquítico premio que nos
llevamos por una labor hercúlea.
Por eso os instruyo, imbéciles,
babosas, para que me necesitéis menos. Porque uno ya está mayor.
Porque necesito un sucesor, un heredero. He de encontrar al Ninja
Verde antes de que sea demasiado tarde, antes de que yo muera. He de
elegir muy bien. No vale cualquier mindundi. Mi sucesor habrá de ser
un tipo no sólo tan fuerte como yo, sino más. Porque la raza ha de
mejorar. Mi sucesor será aquel que pueda vencerme en batalla. Ni más
ni menos.
¿Quién será? Ardo en deseos.