lunes, 31 de octubre de 2016

Las aventuras de Priscilla reina del desierto BSO


Hugo Weaving tiene el honor de haber participado en tres clásicos modernos: Matrix, El Señor de los Anillos y Priscilla. Con ese curriculum se puede ir a Boston y no pagar las putas.


El curriculum es una cosa muy curiosa. A mi no me gusta sacar medallas, quizás porque soy muy soberbio y desprecio al que no me ve todo lo que me tiene que ver en los ojos. Si no me has mirado a la cara y ya has visto todo lo que hay que ver soy yo el que no quiero trabajar para ti. Así me las gasto. Un dandy, yo.

Soy un tirano, un déspota. Desprecio a la gente que necesita mirar curriculums, como a la gente que necesita leer libros para saber si son buenos o malos, cuando basta, sin ningún problema, con mirar la portada.


Sin embargo, como el desprecio envenena, tampoco me gusta tirar mucho de él. Así que paso por alto las cualidades discretas de la gente y me centro en las más interesantes. Hay gente que es tonta como un zapato pero fiel como un perro. Así que me quedo con su fidelidad, con su alta fidelidad, y paso por alto su tontería.

Hay otra que, igualmente, es tonta como un zapato pero es encantadora, su sola presencia hace que se ilumine la habitación, como un gatito mimoso. Así que paso por alto su tontería y me quedo con su luminescencia.


Yo soy el listo. En el grupo, en el que está el hábil, el fuerte y el astuto, yo soy el listo. Por eso la gente lista, bueno, bien, pero no me resulta crucial. Vamos, que yo ya tengo suficiente de eso. No necesito más. Por eso me quedo con los tontos fieles y luminosos, porque aportan a mi vida cualidades que también necesito, no sólo la inteligencia.

De una casa, yo soy el televisor 4K. Soy el centro de la casa, donde todo el mundo mira. Pero una casa no puede estar sólo compuesta de televisores 4K. También necesita una lavadora, una nevera y un bidé. En el bidé te lavas los pies y te limpias el ano los días de fiesta. La nevera te provee de alimento y la lavadora te lava los calzoncillos, esos que tú has manchado con tu ano sucio antes de lavarlo en el bidé.


Así que me rodeo de esos aparatos. Total, otro televisor 4K no voy a encontrar, y no sería tan clave como a priori uno podría pensar. ¿Cuántos televisores 4K necesita una casa? Si tienes uno date con un canto en los dientes.

Es casi mejor buscarme un buen bidé. Donde uno se pueda lavar el culo alegremente, mientras fuera hace frío, con agua caliente. Vale que con un bidé no es lo mismo que hablar con Noam Chomsky, pero ¿quién quiere hablar con Noam Chomsky? Le acabaría superando a los diez minutos. Y me volvería a sentir frustrado. Así que vamos a centrarnos en el bidé, que da más gusto en el culo que cualquier intelectual.