miércoles, 19 de octubre de 2016

Cómo jugar y ganar a las cartas


Os estoy revelando mis secretos más profundos. Cualquier día de estos no tendré nada que enseñaros.


Este libro lo tengo, puf, no sé, desde los 15 años, pon. Por aquel entonces empezaba a ser importante desenvolverse bien en juegos de bar. Así que me pareció buena idea aprender de los que saben.

Me parece que lo compré en un puesto callejero que vendía también libros de chistes ilustrados, y los dibujos eran porno. A mi lo que más me gustan son las tetas, los culos, los chochos, las tías hinchadas. Cuanto más operada esté mejor. Mis medidas perfectas son 400-40-400.


Unas tetas gigantes tiene que ser lo mejor que te puede pasar en la vida. No me extraña que los señores mayores se apuren a rodearse de chicas guapas. Las chicas guapas es lo mejor que te puede pasar en la vida. Su mera presencia endulza la vida y convierte el agua en limonada.

Las tetas gigantes son las mejores por el mismo principio que el mejor coche es el que más corre. No estoy hablando de funcionalidad, estoy hablando de molar. El mejor coche es el que más corre. La mejor teta es la más grande. No tiene mucho misterio.


Las chicas no sé si acaban de entender que tienen en su poder el árbol de la vida. Sin siquiera proponérselo, por el mero hecho de existir, mejoran la vida. No conozco talento más apabullante. No tienen que esforzarse en nada. No son como Cristiano Ronaldo. Bueno, quizás tengan que operarse los melones para tenerme a mi contento, pero si no se operan tampoco las voy a decir nada.

A mi si una me viene operada ya de casa no le voy a hacer ascos a que sus tetas sean lo que más me guste del mundo con mucha diferencia. Pero si me llega sin operarse no voy a obligarle yo a que lo haga sólo para darme el caprichín.


Lo malo de una tía con melones operados es salir a la calle. Si tienes un cochazo tienes que tenerlo en el garaje. Si no la gente es muy hija de puta y te lo querrá robar o rayar. Me odiarían porque voy con una tía con melones. Así que si a mi me viniera una tía con melones la tendría todo el día en casa, limpiando.

No la dejaría salir de casa, sólo por la noche y con ropas muy amplias. No la dejaría que se pusiese ropa sexy más que en casa. Una dama en la calle y una puta en casa. Pero puta-puta. Superputa. La más puta de todas.


Asimismo, en la calle querría que fuese la más dama de todas. No la dejaría que hiciese gala de sus atributos, no querría que se exhibiese. Haría que no diese importancia a que tiene unas tetas de la talla 400 y que se comportase con los demás de forma compasiva y humilde.

Y cuando llegase a casa que se desnudase, que se pusiese el pequeño mandil y la cofia y se pusiese a limpiar, mientras yo me hago una paja mirándola.


Y nada, así se juega y se gana a las cartas. Jugando duro.