Rubi, la muerte de la que hablas no es
tal. Es sólo un golpe muy fuerte, traumático, en tu corazón. Te
pondrás bien.
Rubi, como es una chica muy delicada,
dramatiza que lo flipas. Las chicas delicadas son las mejores de
todas, a las que más apetece follarse, pero claro, son como los
deportivos caros, que no los puede conducir cualquier mindundi. Hay
millones de sutilezas que de no tenerlas en cuenta jamás llegarás a
alcanzar ese tesoro que es su corazón.
Siempre te puedes quedar con una fea,
claro, con un puto Citroën. Con ese coche no te preocupes, que
puedes ser todo lo burro que quieras. Como si te meas en el sillón
del conductor. ¡Qué más da! En el peor de los casos sólo te
tendrías que comprar otro Citroën y estos putos coches cuestan
cuatro duros. Así que tú tranquilo, este coche de mierda aguantará
toda tu ídem.
Pero las chicas delicadas son otra
cuestión. Otro mundo. Otra dimensión. Tú, que puedes ser el típico
hipster maricón, igual crees que tienes la respuesta: seré igual
que una chica. Nunca le diré inconveniencias. Cumpliré todos sus
caprichos, siempre seré suave. Eso es lo que dicen las chicas que
quieren, ¿no? Un chico educado, dulce, amable. ¡Ah, pringado! Ya te
la han liado.
Sí pero no. Sí, pero ojo. Sí, pero
alerta. Porque si tienes falo es por algo, no sólo para poder mear
en el campo más cómodamente que ellas. Y de vez en cuando algunos
de esos enooooormes problemas que tienen las chicas delicadas sólo
se pueden resolver de un pollazo. Pero claro, tampoco un pollazo de
cualquier manera, como lo daría un señor de la derecha, tiene que
ser un pollazo certero, con la firmeza justa pero con la sensibilidad
necesaria. Como un guante de seda forjado en hierro, vamos.
¿Ves? Igual esa chavala es mucho coche
para ti. Es que pa encima eres muy soberbio. Te crees que tú puedes
con cualquier coche cuando no es así ni de coña. Mira, hijo, yo
tengo una máxima: la chavala, como el coche; ni tan chungo que no lo
quiera ni dios, ni tan chulo que te lo quiera rayar y robar todo
cristo. Esa máxima es la que me aplico a mi, porque soy un hombre
que se viste por los pies, que conoce sus puntos fuertes y sus
debilidades, aunque estas sean casi 0.
Además, siempre es mejor tener un poco
menos de lo que te corresponde que tener un poco más. Así siempre
tienes un margen para la mejora. Si te pasas de soberbio y tienes
cosas mejores a las que te mereces llegará un día en el que la vida
te pondrá en tu sitio y pasarás vergüenza. Sin embargo, si sigues
mi método, ocurrirá lo mismo pero en vez de encontrar vergüenza
hallarás gloria.
Vamos, que ojo con las chavalas. Que
hay que elegirlas bien. Y si eliges una delicada, tío, más te vale
haber hecho los deberes, porque el asunto es, te lo digo, macho, una
cátedra.