viernes, 28 de octubre de 2016

Rubi y Los Casinos Hay amores que matan


Rubi, la muerte de la que hablas no es tal. Es sólo un golpe muy fuerte, traumático, en tu corazón. Te pondrás bien.


Rubi, como es una chica muy delicada, dramatiza que lo flipas. Las chicas delicadas son las mejores de todas, a las que más apetece follarse, pero claro, son como los deportivos caros, que no los puede conducir cualquier mindundi. Hay millones de sutilezas que de no tenerlas en cuenta jamás llegarás a alcanzar ese tesoro que es su corazón.

Siempre te puedes quedar con una fea, claro, con un puto Citroën. Con ese coche no te preocupes, que puedes ser todo lo burro que quieras. Como si te meas en el sillón del conductor. ¡Qué más da! En el peor de los casos sólo te tendrías que comprar otro Citroën y estos putos coches cuestan cuatro duros. Así que tú tranquilo, este coche de mierda aguantará toda tu ídem.


Pero las chicas delicadas son otra cuestión. Otro mundo. Otra dimensión. Tú, que puedes ser el típico hipster maricón, igual crees que tienes la respuesta: seré igual que una chica. Nunca le diré inconveniencias. Cumpliré todos sus caprichos, siempre seré suave. Eso es lo que dicen las chicas que quieren, ¿no? Un chico educado, dulce, amable. ¡Ah, pringado! Ya te la han liado.

Sí pero no. Sí, pero ojo. Sí, pero alerta. Porque si tienes falo es por algo, no sólo para poder mear en el campo más cómodamente que ellas. Y de vez en cuando algunos de esos enooooormes problemas que tienen las chicas delicadas sólo se pueden resolver de un pollazo. Pero claro, tampoco un pollazo de cualquier manera, como lo daría un señor de la derecha, tiene que ser un pollazo certero, con la firmeza justa pero con la sensibilidad necesaria. Como un guante de seda forjado en hierro, vamos.


¿Ves? Igual esa chavala es mucho coche para ti. Es que pa encima eres muy soberbio. Te crees que tú puedes con cualquier coche cuando no es así ni de coña. Mira, hijo, yo tengo una máxima: la chavala, como el coche; ni tan chungo que no lo quiera ni dios, ni tan chulo que te lo quiera rayar y robar todo cristo. Esa máxima es la que me aplico a mi, porque soy un hombre que se viste por los pies, que conoce sus puntos fuertes y sus debilidades, aunque estas sean casi 0.

Además, siempre es mejor tener un poco menos de lo que te corresponde que tener un poco más. Así siempre tienes un margen para la mejora. Si te pasas de soberbio y tienes cosas mejores a las que te mereces llegará un día en el que la vida te pondrá en tu sitio y pasarás vergüenza. Sin embargo, si sigues mi método, ocurrirá lo mismo pero en vez de encontrar vergüenza hallarás gloria.


Vamos, que ojo con las chavalas. Que hay que elegirlas bien. Y si eliges una delicada, tío, más te vale haber hecho los deberes, porque el asunto es, te lo digo, macho, una cátedra.