Este álbum fue el primero que salió
después de que Prince se cambiase el nombre. Como mi teclado no es
moderno no tiene el símbolo que se sacó de la manga, así que os
aguantáis.
Prince no contó con eso cuando se sacó
de la manga esa machada. Que los teclados de las redacciones de
prensa musical no tenían su simbolito. Tienen ∑, , §, ¥, ƒ,
~, œ, pero el suyo no. Así que pretender que toda la industria
cambiase porque al niño bonito le había dado por sacarse un extraño
símbolo de la manga era una utopía. Una chorrada. Una de tantas de
Prince.
A mi Prince me gusta, pero, por Dios,
no tanto, ni de lejos, como se gustaba él a él mismo. Me gustó la
canción aquella de Batman y la que viene en este disco, que está
bien. Y Purple Rain, supongo, que esa le gusta a todo el mundo.
Joder, Prince, ¿qué te llevó a
montar tal Cristo? ¿No te habíamos tratado bien? ¿No te bastaba la
majestuosidad del nombre de Prince, Príncipe, que necesitabas
todavía más? Ya eras el príncipe. ¿Querías ser el rey? Pues
haber hecho canciones mejores.
A mi su cara tampoco me gustó nunca
nada. Era un negro blanco con el morro muy pa fuera. Y tenía un
extraño bigotito, como de niño de 14 años. ¡No sé! ¿Esa era la
máquina sexual de la que él tanto presumía? ¿Un tío de metro
cincuenta con bigotito de niño de 14 años? Me recuerda en su locura
a Ben Stiller, otro enanito con ínfulas de inmortalidad.
Yo también soy un elemento fino que se
autoproclama genio. ¿Me espera el destino trágico de Prince? ¿Tan
retrasado mental soy? Dios mío, espero que no. Yo veo diferencias.
Primero, yo busco la grandeza para
alegrarle la vida a los demás. Cada duro que gano lo invierto en
agradar la base sobre la que me sustento, mi familia y mis amigos,
aunque sean retrasados mentales. Eso de llegar a la cima solo lo
puede hacer cualquiera, basta con trepar hasta la cima. A poco que
estés enfadado con todo el mundo tienes energías de sobra para
trepar como un chimpancé. Eso está chupado. Eso es para
aficionados.
Segundo, en la cima no hay nada. Ya te
lo digo yo, que he estado muchas veces. Ahí arriba lo que hay es
aire frío y cuatro piedras. No hay nada, absolutamente nada. Todo lo
que importa te lo has dejado abajo, imbécil. Así que si querías
sacar algo en claro tenías que haber dedicado todas esas energías,
atontado, a hacer la vida de los demás un poquito mejor. Sólo así
alcanzarás la felicidad, ayudando a los demás a que alcancen la
suya.
Me resisto a pensar que soy tan imbécil
como Prince. Puede que seamos iguales en talento, por ser humilde y
no decir que yo tengo muchísimo más, pero lo que nos distingue es
al servicio de qué lo ponemos cada uno. Y yo tengo el tiro mucho
mejor enfocado que El Principito. Así que dudo que me espere un
destino tan trágico como el suyo.