sábado, 29 de octubre de 2016

Scorpions Face the Heat


Yo no soy muy heavy, pero creo que uno ha de tener algunos discos heavys. Estos trovadores modernos tienen un sitio en el panorama.


¿Cómo llegará uno a ponerse el nombre de Scorpions? Llega uno con sus colegas, vais a montar un grupo. Y antes de hacer ni una sola canción, por supuesto, pensáis el nombre. ¿Cómo nos llamamos? Y llegáis a la conclusión de que la mejor opción de todas las posibles es Escorpiones.

Yo si con mis colegas a uno se le ocurre proponer tal sandez acaba en el pilón. No, sin debates. Al pilón. Por idiota. ¿Pero cómo nos vamos a llamar Escorpiones, tío? ¿Pero tú eres tonto? ¿Por qué no Los Caimanes? ¡O Los Dragones! ¿Por qué no Los Dragones? Es como más grande que Los Escorpiones. De ponerse un nombre así de bicho terrorífico mejor tirar por el más terrorífico de todos, el dragón.


Ahí ya habría movida. Que yo prefiero escorpión. Pues yo dragón. Saltaría el típico gracioso con la mantis religiosa. Este último se consideraría pero acabaríamos diciendo que no y volveríamos a debatir entre dragones y escorpiones. Uno empezaría a esgrimir argumentos idiotas, que si los escorpiones tienen tal rollo con los egipcios y tiene un significado místico. Otro, más tonto todavía, entraría al trapo y diría que para rollo místico los dragones, que son animales mitológicos.

Y yo, que ya me conozco el panorama, estaría en la barra desde el principio, crujiéndome el hígado a Johnny Walkers y suspirando porque, por favor, se acabe pronto esta noche, que no acaba nunca.


Los colegas somos así. Tontos de remate. Pero de todos los encefalogramas planos que me propone la sociedad este es el que más me gusta. Porque hay otra gente que va de lista y es gilipollas. Y, francamente, a igualdad de gilipollas, prefiero los que saben que lo son y lo aceptan de buen grado que los que se revuelven ante ese hecho evidente, casi empírico.

Si sabes que eres gilipollas inmediatamente dejas de serlo. La gilipollez es una cuestión de ausencia de conciencia. Si te crees la polla eres giliídem. Si eres la polla no lo vas diciendo, te callas y esperas a que alguna chavala, desde la otra punta de la discoteca, se fije en que lo eres. Y ahí, quizás, de la mano de esa clarividente, puedas escapar de esa cueva de Mordor en la que te has metido. Rezar no cuesta nada y es lo más práctico.


Así que nada, que al final nos hemos llamado Los Escorpiones, por no discutir. Que Los Dragones bien pero hemos votado y ha salido Los Escorpiones. Así que los que opinaban que Los Dragones ya empiezan en el grupo reputeando, gruñendo, jodidos porque su opinión no se ha tenido en cuenta. Y luego cuando toquen los instrumentos desafinarán, los demás les dirán que qué les pasa y explotarán con el puto tema de Los Dragones, aunque ya han pasado siete meses de aquello.

Se irán del grupo y montarán Los Dragones. Y como son gilipollas fracasarán, como Los Escorpiones, porque todos son gilipollas, desde el principio quedó super claro. Pero hemos pasado el tiempo y, total, en casa está mi mujer y qué coñazo. Así que mejor esto. ¿No? Pues no sé yo.