Esta muñequita trae suerte para no sé
qué. Para una movida. Según el color de la muñeca trae suerte para
una cosa o la otra.
Los que seáis tan tristemente viejos
como yo recordaréis Los Chinitos de la Suerte, unos chinitos de
madera que se ponían de pulsera y que también tenían propiedades
mágicas. Como veis, no hay nada nuevo bajo el sol, todo son Stacys
Malibú con sombrero nuevo.
A mi Los Chinitos de la Suerte me
horrorizaban. No eran más que dos bolitas de madera pegadas una
encima de la otra que les pintaban ojos y traje.
El señor que inventó Los Chinitos de
la Suerte, para mi gusto, enfocó el asunto mal. Cuando uno inventa
cosas tiene que tener muy en cuenta el ciclo de la moda. El ciclo de
la molonidad. Yo, como soy un experto en esas lides, no hago nada sin
tener en cuenta ese factor crucial.
Cuando uno se dedica a la moda o a
profesiones adyacentes empieza a estar en contacto con una delicada
energía. Es una energía esquiva, que no está al alcance de
cualquiera. Si tú todo lo que tienes entre ceja y ceja es la
acumulación de capital no serás capaz de percibir ciertos hechos
sutiles y te arriesgas a que un día llegue una ráfaga de viento y
se lo lleve todo por delante.
La molonidad es aquello que nos hace
ver que algo mola o no. La molonidad se posa un tiempo sobre el
hombro de algunos, como Los Chinitos de la Suerte, y al poco tiempo
prosigue su viaje, ya que tenemos mucho que aprender y la molonidad
ha de enseñarnos la belleza de otras muchas más cosas.
De no ser por la molonidad, ¿cómo
diablos hubieran tenido éxito dos putas bolas de madera pegadas una
encima de la otra? No tiene sentido. Ni pies ni cabeza.
La molonidad la inventó Dios para que
aprendiésemos sobre la belleza de su obra en fascículos. Las
personas son tan imbéciles que no son capaces de asimilar demasiada
información a la vez. No pueden entender que unos pantalones de
campana pueden ser muy guays aunque sean bastante horteras, para qué
negarlo, y que, a la vez, Mariano Rajoy puede ser un chico encantador
que sólo quiere pasarlo bien con sus amigos.
La molonidad es usada por Dios para que
una parte de su obra brille durante un tiempo. Nuestra visión está
tan cegada que percibimos todo como si fuese un valle oscuro cuando
en realidad vivimos en el mismísimo Jardín del Edén.
Mediante la molonidad, aquello que es
oro puro pero que, por nuestra ceguera, lo vemos como si fuese un
trozo de yeso, brilla durante un tiempo. Es un brillo artificial,
diseñado para que las urracas se acerquen a lo que ellas consideran
que es un trozo de yeso y nada más. Sin embargo las urracas tienen
que aprender que eso no es yeso, es oro. Pero no son capaces de verlo
por su ceguera. Para estas lides sirve la molonidad.
Así que Dios lo que hace es vestir
ciertas cosas que en cada época es importante que las personas
aprecien de un barniz fluorescente. Si no fuese por ese barniz Pablo
Iglesias, a pesar de ser oro puro, hubiese pasado por un trozo de
yeso más en un mundo cegado por el miedo, porque estábamos en medio
de una crisis muy grande, muy grande. El miedo nubla nuestra visión
y vemos el oro como yeso.
Entender la molonidad y sus sutiles
mecanismos hace que siempre estés en la pomada. Siempre vas a estar
en lo último de lo último. Tú eres el primero en percibir ese
barniz fluorescente, al que las urracas se van a acercar dentro de
poco. Así puedes comprar mucho yeso barato cuando nadie da un duro
por él, porque sabes que en un tiempo ese yeso va a ser contemplado
como oro puro, y tú podrás aprovecharte de la situación.
Esencialmente yo he construido mi vida
sobre este principio.
No sólo percibes el barniz, sino que
al conocer su composición química eres capaz de fabricarlo tú en
casa. Así puedes cubrir con él todo lo que fabriques y todo tendrá
brillo molón. Siempre atraerá a las urracas.
Sin embargo ¡cuidado! Hay que entender
la profundidad de la cosa. Recuerda que el barniz es sólo barniz, y
al igual que la pintura fluorescente sólo brilla por un tiempo. Has
de dedicar mucho tiempo a que lo que fabriques no sea una mierda que
te cagas, porque si no cuando se pasen los efectos del barniz la
gente va a ver que es una mierda y quedará decepcionada. Y lo que
hayas ganado gracias al barniz lo vas a perder después gracias a la
decepción. A la gente no le gusta que la decepciones. Si lo haces,
te dará de lado durante un tiempo y te quedarás en la cuneta.
Hay personas que sólo saben de barniz
y nada sobre construir cosas. Por eso fabrican mierdas de rata y las
cubren de barniz. No se han dado cuenta todavía que eso en el
lenguaje popular se llama embaucar y siguen basando su vida en el
barniz, no en la cosa que fabrican. El barniz es sólo un adorno, un
extra, la nata de las fresas. Pero sin fresas la nata no mola. Bueno,
sí, te la comes y tal, pero al rato te aburres y te vas a comprar
fresas, porque ese es el núcleo de tu apetito, y no la nata.
Por tanto, amigos, no os quedéis
deslumbrados con la molonidad. Descubrirla es un hecho trascendente,
claro que sí, pero si sois demasiado débiles podéis quedaros
embobados con ella. Todavía no sois molones expertos y no habéis
trascendido su visión. Tenéis que ser capaces de ver a través de
ella y ver, con la misma claridad, qué es aquello que está
cubriendo. Si no seréis sólo ratas en el laberinto a merced de un
científico loco.
Hoy en día la molonidad ya es una más
de nosotros. Todo el mundo la conoce. Hay toda una tribu urbana
dedicada a adorarla, los hipsters. Hace años no, hace años sólo
éramos capaces de percibirla unos pocos. Hoy en día podríamos
decir que esa es una asignatura aprobada para la generalidad de la
gente.
Lo que la generalidad todavía no es
capaz de percibir con claridad es la calidad real. A lo más alto que
han llegado es a percibir la molonidad, pero no han dado el siguiente
paso. Por eso Tesla no acaba de funcionar, porque tenía demasiada
molonidad y menos calidad real de la que nos quería vender. A las
Google Glasses les pasó lo mismo. ¿Veis? Yo ya veo más allá de la
molonidad. Sé lo que va a funcionar y lo que no. Pero Juan, esto
mola mucho, ¿por qué dices que no va a funcionar?
Porque soy un puto experto. Porque yo
inventé la molonidad. Porque veo más allá de ella. Veo lo que tú
serás capaz de ver sólo dentro de unos años.
Y te digo que eso, pamplinas,
mentecato, no va a funcionar.