miércoles, 19 de octubre de 2016

Kimmidoll Ryoko


Esta muñequita trae suerte para no sé qué. Para una movida. Según el color de la muñeca trae suerte para una cosa o la otra.


Los que seáis tan tristemente viejos como yo recordaréis Los Chinitos de la Suerte, unos chinitos de madera que se ponían de pulsera y que también tenían propiedades mágicas. Como veis, no hay nada nuevo bajo el sol, todo son Stacys Malibú con sombrero nuevo.

A mi Los Chinitos de la Suerte me horrorizaban. No eran más que dos bolitas de madera pegadas una encima de la otra que les pintaban ojos y traje.


El señor que inventó Los Chinitos de la Suerte, para mi gusto, enfocó el asunto mal. Cuando uno inventa cosas tiene que tener muy en cuenta el ciclo de la moda. El ciclo de la molonidad. Yo, como soy un experto en esas lides, no hago nada sin tener en cuenta ese factor crucial.

Cuando uno se dedica a la moda o a profesiones adyacentes empieza a estar en contacto con una delicada energía. Es una energía esquiva, que no está al alcance de cualquiera. Si tú todo lo que tienes entre ceja y ceja es la acumulación de capital no serás capaz de percibir ciertos hechos sutiles y te arriesgas a que un día llegue una ráfaga de viento y se lo lleve todo por delante.


La molonidad es aquello que nos hace ver que algo mola o no. La molonidad se posa un tiempo sobre el hombro de algunos, como Los Chinitos de la Suerte, y al poco tiempo prosigue su viaje, ya que tenemos mucho que aprender y la molonidad ha de enseñarnos la belleza de otras muchas más cosas.

De no ser por la molonidad, ¿cómo diablos hubieran tenido éxito dos putas bolas de madera pegadas una encima de la otra? No tiene sentido. Ni pies ni cabeza.


La molonidad la inventó Dios para que aprendiésemos sobre la belleza de su obra en fascículos. Las personas son tan imbéciles que no son capaces de asimilar demasiada información a la vez. No pueden entender que unos pantalones de campana pueden ser muy guays aunque sean bastante horteras, para qué negarlo, y que, a la vez, Mariano Rajoy puede ser un chico encantador que sólo quiere pasarlo bien con sus amigos.

La molonidad es usada por Dios para que una parte de su obra brille durante un tiempo. Nuestra visión está tan cegada que percibimos todo como si fuese un valle oscuro cuando en realidad vivimos en el mismísimo Jardín del Edén.


Mediante la molonidad, aquello que es oro puro pero que, por nuestra ceguera, lo vemos como si fuese un trozo de yeso, brilla durante un tiempo. Es un brillo artificial, diseñado para que las urracas se acerquen a lo que ellas consideran que es un trozo de yeso y nada más. Sin embargo las urracas tienen que aprender que eso no es yeso, es oro. Pero no son capaces de verlo por su ceguera. Para estas lides sirve la molonidad.

Así que Dios lo que hace es vestir ciertas cosas que en cada época es importante que las personas aprecien de un barniz fluorescente. Si no fuese por ese barniz Pablo Iglesias, a pesar de ser oro puro, hubiese pasado por un trozo de yeso más en un mundo cegado por el miedo, porque estábamos en medio de una crisis muy grande, muy grande. El miedo nubla nuestra visión y vemos el oro como yeso.


Entender la molonidad y sus sutiles mecanismos hace que siempre estés en la pomada. Siempre vas a estar en lo último de lo último. Tú eres el primero en percibir ese barniz fluorescente, al que las urracas se van a acercar dentro de poco. Así puedes comprar mucho yeso barato cuando nadie da un duro por él, porque sabes que en un tiempo ese yeso va a ser contemplado como oro puro, y tú podrás aprovecharte de la situación.

Esencialmente yo he construido mi vida sobre este principio.


No sólo percibes el barniz, sino que al conocer su composición química eres capaz de fabricarlo tú en casa. Así puedes cubrir con él todo lo que fabriques y todo tendrá brillo molón. Siempre atraerá a las urracas.

Sin embargo ¡cuidado! Hay que entender la profundidad de la cosa. Recuerda que el barniz es sólo barniz, y al igual que la pintura fluorescente sólo brilla por un tiempo. Has de dedicar mucho tiempo a que lo que fabriques no sea una mierda que te cagas, porque si no cuando se pasen los efectos del barniz la gente va a ver que es una mierda y quedará decepcionada. Y lo que hayas ganado gracias al barniz lo vas a perder después gracias a la decepción. A la gente no le gusta que la decepciones. Si lo haces, te dará de lado durante un tiempo y te quedarás en la cuneta.


Hay personas que sólo saben de barniz y nada sobre construir cosas. Por eso fabrican mierdas de rata y las cubren de barniz. No se han dado cuenta todavía que eso en el lenguaje popular se llama embaucar y siguen basando su vida en el barniz, no en la cosa que fabrican. El barniz es sólo un adorno, un extra, la nata de las fresas. Pero sin fresas la nata no mola. Bueno, sí, te la comes y tal, pero al rato te aburres y te vas a comprar fresas, porque ese es el núcleo de tu apetito, y no la nata.

Por tanto, amigos, no os quedéis deslumbrados con la molonidad. Descubrirla es un hecho trascendente, claro que sí, pero si sois demasiado débiles podéis quedaros embobados con ella. Todavía no sois molones expertos y no habéis trascendido su visión. Tenéis que ser capaces de ver a través de ella y ver, con la misma claridad, qué es aquello que está cubriendo. Si no seréis sólo ratas en el laberinto a merced de un científico loco.


Hoy en día la molonidad ya es una más de nosotros. Todo el mundo la conoce. Hay toda una tribu urbana dedicada a adorarla, los hipsters. Hace años no, hace años sólo éramos capaces de percibirla unos pocos. Hoy en día podríamos decir que esa es una asignatura aprobada para la generalidad de la gente.

Lo que la generalidad todavía no es capaz de percibir con claridad es la calidad real. A lo más alto que han llegado es a percibir la molonidad, pero no han dado el siguiente paso. Por eso Tesla no acaba de funcionar, porque tenía demasiada molonidad y menos calidad real de la que nos quería vender. A las Google Glasses les pasó lo mismo. ¿Veis? Yo ya veo más allá de la molonidad. Sé lo que va a funcionar y lo que no. Pero Juan, esto mola mucho, ¿por qué dices que no va a funcionar?


Porque soy un puto experto. Porque yo inventé la molonidad. Porque veo más allá de ella. Veo lo que tú serás capaz de ver sólo dentro de unos años.

Y te digo que eso, pamplinas, mentecato, no va a funcionar.