jueves, 20 de octubre de 2016

Epson Stylus SX400 series Software CD-ROM Disc Vol. 1.0


Cuando las cosas venían en CD-ROM el mundo era mejor. Era allá por 1999, cuando estas mierdas que se rayan con mirarlas nos encantaban. Ahora nos hemos dado cuenta de que los cartuchos son mejores, como va a dejar claro pronto Nintendo al mundo.


Han hecho falta casi 20 años para que la cordura se imponga. ¡Cuánta capacidad! Todo el mundo flipaba con que un CD-ROM pudiese albergar 700 Mb mientras que un cartucho sólo albergaba 20 Mb.

Sí, albergaba mucha capacidad, pero ¿y los tiempos de espera? Leer un CD lleva mucho tiempo. ¿Y su fragilidad? Un CD se estropea pronto, es muy frágil. Los cartuchos siguen funcionando 30 años después, aunque se te hayan caído, aunque les pegues con un martillo. La carcasa de plástico los protege.


Sin embargo, en las sociedades capitalistas nos dejamos llevar demasiado por el glitter. Vivimos para el glitter. Creemos que el glitter es el árbol de la vida, cuando eso no es así. El árbol de la vida es el árbol de la vida, y no lo puedes hacer crecer a tu ritmo caprichoso. Crece a su propio ritmo pero sus frutos pueden alimentar a toda la población mundial sin despeinarse. El glitter no tiene raíz, por lo tanto se seca pronto, como un CD-ROM, que veinte años después hemos descubierto su farsa.

Si el mundo fuese como la URSS todavía tendríamos cartuchos. Los productos durarían 50 años y las familias cenarían siempre juntas, en vez de cada uno delante de una pantalla a su aire. Sin embargo elegimos el otro camino, el del CD-ROM, ese que ahora se desmorona, junto con el sistema capitalista.


A todos los niños les interesa el camino fácil, porque son niños. No tienen la envergadura suficiente para seguir el camino recto. Así que son presa fácil para cualquier embaucador que les ofrezca oro a precio de arena.

Mira, niño, si me das tu dinero yo te daré estas judías mágicas. Las plantarás en tu jardín y podrás trepar hasta un reino en las nubes, como en Bioshock Infinite, y allí hay un montón de tesoros incalculables. Sólo me tienes que dar tu dinero.


Lamentablemente para el niño, la realidad no es como el cuento. Las judías sólo eran judías y el mago estupendo era un jeta que tenía menos ganas todavía de trabajar que él. Así que el puto niño está sin un duro, pero oye, come judías. Algo es algo, la verdad.

Cuanta menos gente compre judías mágicas muchísimo mejor. La única manera de vencer a un mercachifle es hacerle el vacío. Hacer como si no existiera. Así sus poderes basados en humo se desvanecen porque nadie mira. Y como el humo no tiene efectos reales para el mundo con el tiempo se desvanece.


La sociedad ya está madurita. Es como tu vecina, que no está tan jugosa como la de la otra escalera, la jovencita de gafitas, porque ya tiene dolor en su mirada. Pero el dolor es la semilla de la sabiduría y esa no te la va a liar. La de gafitas está más prieta, más apetitosa, pero aún no sabe que es estúpida y caprichosa, como las sociedades que eligen el camino fácil. Todos sabemos ya a dónde lleva el camino fácil.

La sociedad, por pura prueba y error, se ha visto forzada a tomar el camino difícil. El camino en el que hay que estudiar, hacer los deberes y responder exámenes. Ya no hay atajos, todos llevaban a donde se podía prever que llevarían, al borde de un precipicio. Pero la gente es vaga y prefiere perder el tiempo antes que perder el orgullo.


¿Tú qué camino has elegido? Yo el difícil y un poco más. Yo me paso el Street Fighter IV en superdifícil sin despeinarme.

¿Y tú qué? Tú nada, como siempre…