¿Pero qué coño...? De la FNAC tenía
que ser. Un librito que te regalaban en la FNAC, parece ser que es
este rompecabezas para aspirantes a académico.
¿Mejor? ¿Humor? ¡Ah! ¡Piensa!
¡Medita! ¡Que no se te pase una!
Si no piensas igual alguien te cuela un
truño de libro, como el que nos ocupa.
Yo, de verdad, a la FNAC la veo que no
la veo. Me pasa como con Hillary. Que la veo que no la veo.
Yo si voy a la FNAC ya es por darle
limosna al negro con cara de buena persona. Es lo mejor que tiene la
FNAC.
Antes la FNAC era como la catedral de
lo guay en el centro de Madrid. Ahora, no sé. Es como un El Corte
Inglés con menos cosas. Bueno, vale, sí, tienen la Retron 5,
síntoma de que andan enteradillos, pero chico, tampoco me parece
para tanto.
Antes ibas a la FNAC casi a hablar con
los vendedores. ¡Sabían latín de todo, los hijos de puta! Ahora
como ya sabe de todo todo el mundo nadie necesita vendedores de la
FNAC.
Ahora todo el mundo sabe qué es el
HDMI y que Wes Anderson es muy bueno. Así que no se lo preguntas al
dependiente de la FNAC, porque ahora tú sabes más que él.
¡Puta Internet! ¡Nos tuvo que hacer a
todos listos de golpe!