martes, 20 de diciembre de 2016

Esto es fútbol 2005

Hay juegos por los que la comunidad coleccionista no da un duro. Si embargo, como yo no pertenezco a clubes que me acepten como socio, tengo este Esto es fútbol.


Da mucha tristeza cómo la gente busca gente que le diga qué pensar. Es como si pagaran para que otro hiciera por ellos el trabajo más divertido.

Es como si me como las verduras pero le regalo el flan a mi primo. Pues naturalmente que no. ¿Me has visto cara de gilipollas?


Uno ha de hacérselo todo, porque es así cómo funciona. Cada empresa es un mundo y las personas igual. La solución que funciona en Porsche puede no funcionar en Renault porque tienen distintas almas.

Siempre he despreciado a aquellos que venden molonidad, porque vender molonidad significa no saber de qué trata esta. Sin embargo, parece que me va a tocar hacerlo a mi. Porque me obligáis.


La esencia de la molonidad es que cada uno sea exactamente como es. El que más mola es el que más se comporta acorde a quién es. No es un conjunto de normas a seguir, eso es sólo un libro, y los libros todo el mundo sabe que no molan.

Sin embargo, en el negocio que me ofrece la realidad, tengo que aceptar que hay personas para las que lo que a mi me parece de perogrullo para ellos es chino mandarín. Lo que a mi me parece arena para ellos es oro. Yo lo regalaría y ellos creen no ser dignos. Bien, para esos saltos conceptuales se inventaron los precios.


El precio de algo normalmente es la media entre lo que alguien pide por algo y lo que alguien está dispuesto a ofrecer. Mi caso es especial, porque normalmente la gente pide mucho y ofrece muy poco. Lo mío es al revés, yo lo ofrezco todo gratis pero a la gente le da pudor no pagar.

¿Queríais un nuevo modelo de negocio? Pues el mío es el mejor.