Es importante que seas feliz. Para eso
están las Pringles.
Por ejemplo, si entras a una cafetería
hipster, te pides una ensalada de rúcula y te pones a leer un libro
dudo mucho de que seas feliz.
Sin embargo, estoy seguro que tu
cerebro te está diciendo constantemente “estás feliz, estás
feliz”, aunque no sea cierto.
Es evidente que has olvidado lo que
realmente te hace feliz, porque no te recuerdo de pequeños comiendo
rúcula ni leyendo. Tú no has leído en tu puta vida. Eres un zote.
Sin embargo, como sustituto de la
felicidad has inventado el hipsterismo, que se aproxima mucho a ella
pero es de mentira. Aceptaré, sencillamente, que eres incompetente y
has de conformarte con estas cosas.
Sin embargo, al ser yo muy compasivo,
me resisto a aceptar que eres inútil. ¿Qué es aquello que te
bloquea y que te impide sacarte esa vara del ano?
¿Qué te da tanto miedo? Dios mío, no
quiero ni pensarlo. ¿Qué será? Probablemente un cúmulo de cosas.
Lamento decirte que mi época de coach,
psicólogo y confesor gratuito tocó a su fin. Así que tendrás que
apañártelas tú solo.
Sin embargo, como ejemplar de estudio,
me gustas. Ey, no está mal. Mi rata de laboratorio. ¿Estás
contento?