domingo, 11 de diciembre de 2016

Olympus mi 700

Esta cámara está antigua ya, sin embargo la guardo. ¿Por qué? Porque mola.


Las cosas viejas, ya sabéis, no molan. Los viejos hay que apartarlos ya que no nos son útiles para nuestros planes maquiavélicos. Se interponen entre nosotros y ese 4x4 familiar. ¡Diablos! Hay que acabar con ellos.

Su eliminación haría que las cosas fuesen más fáciles, porque los viejos precisan muchos cuidados. Su existencia no aporta nada. ¿Por qué nosotros, los jóvenes, hemos de mirar para ellos? No lo entiendo.


Los viejos no son como esos viejos de las películas, los que tienen sabiduría y anécdotas nacidas de la experiencia que te enriquecen y mucho. ¡Qué va! Son molestos. Son como niños caprichosos. Sólo piensan en ellos. ¡Putos viejos!

El último que te podrías esperar que se te colara en el supermercado es un viejo, y sin embargo son los que más lo hacen. ¿Pero usted no se supone que es sabio y ponderado? ¿Qué coño hace?


Los viejos se cagan y se mean encima por necesidad, no por esparcimiento, como yo.

Los viejos huelen mal.


Los viejos, en definitiva, son un estorbo. ¿Para qué sirven?

Lo mismo que las figuritas vintage. Para coleccionar.