miércoles, 28 de diciembre de 2016

Pringles sour cream & onion

Cuando haces pop, ya no hay stop. Será así como un poco lame, el slogan, pero no puedo estar más de acuerdo. Cuando haces pop, ya no hay stop.


¿Cómo te vas a comer sólo una Pringle? Siempre apetece otra. Y, total, tampoco pasa nada. Tampoco pueden ser tan malas. ¿No? ¡Ay, yo qué sé! ¡Pero es que están tan buenas...!

El otro día un amigo de alta carga vegana y de este palo me dijo que la última del mundo vegano es que todos los cereales son malísimos. ¡Malísimos! Que se salva la espelta pero por salvar algo.


En los mundos de izquierdas somos muy aficionados a las purgas.

Oiga, que ayer el pan integral era la panacea y hoy me dice usted que es más malo que la quina. ¿No será que el que está mal, pero mal, mal, es usted?


Mire, llámeme soberbio, pero yo pienso, sinceramente, que soy más listo que nadie. Es así, no le miento. Y me temo que yo soy mi mejor nutricionista, mejor que usted. Vamos, es que para ser mejor que usted tampoco hay que haber ido a la universidad. ¿A que no?

Yo pienso que la alegría que te da un bollo te da más salud que la que te pueden dar 5 kilos de espelta. Porque la espelta será todo lo sana que usted quiera pero aburre, y el aburrimiento pone triste. Y la tristeza enferma.


Así que no se ofenda, mi lavapiesero amigo, pero voy a pasar de su puto culo de hippie pringado. ¿Que por qué? ¿Pues no se lo estoy diciendo? Pues porque es usted un puto hippie pringado.

Pero vamos, que no se ofenda. ¡Es que se ofende usted muy fácil! ¿Ve cómo es usted un pringado?