Este libro no lo he leído. Se lo cogí
a mi tía Angustias para leérmelo, pero no fue así. Lo siento.
Como me leí Siddharta y El lobo
estepario, del mismo autor, pensé que podría reunir fuerzas para
meterme este tocho. Pero no.
Los otros dos me los leí porque me los
regaló Raúl por mi cumple o algo así. Y no me acuerdo muy bien de
ellos. Era un tío que, ya sabes, era un poco como un lobo estepario.
Pues eso.
Recuerdo bastantes más cosas de
Mortadelo y Filemón. Y, si ya nos ponemos finos, de Zipi y Zape.
De Zipi y Zape recuerdo a Don Pantuflo.
Don Pantuflo era un tío recto, no amante de las tonterías. Me
recuerda un poco a mi. ¡Menos fútbol y más libros!
Don Pantuflo me parecía majestuoso. Y
comportarse tan rectamente me parece hilarante. En definitiva, me
gustaría convertirme en un Don Pantuflo que no estuviera calvo y que
tuviera un poco menos de barriga. Pero tampoco ninguna.
Me gustaría dar enormes discursos a
personas que, una de dos, quieren escucharme o no les queda más
remedio.
Todo esto, insisto, manteniendo un
físico atractivo para las mujeres.
Una mezcla entre Trump y Obama. Algo
así. Pero con pelo. A eso no quiero renunciar, si no tienen
inconveniente en ello. ¿No lo tienen? Estupendo. Me alegran el día.