A mi estos bastoncillos me gustan
mucho. No sé por qué tienen tan mala fama.
Ah, que te puedes dañar el tímpano.
Coño, si eres tonto sí. O si tu hermana pequeña te empuja el codo
mientras te estás limpiando. No te jode.
En mis épocas de mayor carestía
inventé un sustituto que, francamente, soluciona ese problema: papel
de water enrollado sobre sí mismo.
El papel de water enrollado sobre sí
mismo llega lejos y no es un palo. No tiene hueso, como el pene. Por
eso se dobla si topa con algo. Al pene, al menos al mío, le pasa lo
mismo.
Si usas esta técnica tienes que
introducirlo en el oído girando, girando sobre sí mismo, como un
tornillo de papel. Este método, además, hace que la limpieza sea
todavía más profunda que con el bastoncillo, porque va rozando con
toda la pared.
Como veis, la carestía agudiza el
ingenio y te puede quedar un método aún mejor que el original.
Sin embargo, empiezo a volver a tener
ganas de opulencia y por eso he vuelto a los bastoncillos. Por el
prestigio.
Me gustaría tener una polla enorme que
le rozase mucho a las chicas.
Pero ya ves, no la tengo tan grande.
Tengo que tirar de ser inteligente y tierno. Vaya por Dios.