Tenía yo ganas de algo así. Un
calendario de gachises. Un tropo fino. Un tópico excelso.
Por detrás vienen las tías de cada
mes y están todas buenísimas. No hay una mala.
Las tías molan porque mirarlas te pone
contento, como al conejo Bugs Bunny moviendo el pie. Las tías tienen
sentido por esto y nada más que por esto, porque, si no, ¿por qué
habrían de tenerlo?
Las tías molan porque están buenas.
Cuando vas por la calle y ves una tía buena la miras y te pones
contento. Cuando, sin embargo, pasa un tío, no lo miras o, si lo
miras, te pones triste.
Las tías molan más que los tíos
porque te ponen contento, pero los tíos molan más que las tías
porque son más divertidos.
Los tíos valen para pasártelo bien y
las tías para estar a gusto.
Cuando una tía se pone insoportable te
vas con los amigos y cuando los amigos se ponen insoportables te vas
con chicas.
Las chicas hablan mucho y los chicos
menos. Con las chicas juegas a unas cosas y con los chicos a otras.
No sé dónde está el problema.



