Como es Navidad hay que motivar al
consumidor. El consumidor está como más contento pero todavía
tiene la mano agarrando la cartera, porque no se fía. ¡Cualquiera!
Lo mismo Bankia me vuelve a robar. Así que para espolearle se
inventaron los vales descuento.
Estos vales descuento son una mierda,
de los que hacen super poca ilusión. Ya ves, te compras un jamón y
te regalan un vale de 10 € para hacer compras en Supercor. ¿Sólo
10 putos euros por un jamón? Yo esperaba un poco más.
Lo que molaría es que esos 10 €
fueran de descuento en el jamón, al menos. Poniéndonos finos,
podrían regalarte 15. Un jamón es un jamón. Pero ya ves, Supercor
es rácano, por eso el imperio de Ramón Areces es tan sólido.
Por una Caja Roja de Nestlé te regalan
1 €. ¡1 €! Qué menos que 1,5.
Medallones de filete de merluza
Pescanova 1 €. Yo pediría 1,2 por lo menos.
Si vas a hacer un descuento hazlo bien,
si no no lo hagas. Yo, por ejemplo, no descuento nada. ¡Nada! ¡Ni
un céntimo! ¡Ni en rebajas, ni en Black Friday, nunca! ¡Los
descuentos son para pobres, y yo no quiero pobres en mi negocio! ¡Los
pobres son sucios y huelen fatal! Lo que me faltaba, atraerles con
descuentos.
Yo, en todo caso, subo los precios. ¿Me
ibas a pagar 100? ¡Oh! ¡Cuánto lo siento! El precio acaba de
subir. ¿Desde cuándo? Desde que accediste a pagarme 100. En ese
momento pensé que si te exprimía un poco más podría sacar tajada.
¿No estoy en lo cierto?
Los negocios son los negocios, y yo no
estoy aquí para dar limosna. Eso lo hago cuando salgo de la Fnac, al
negro con cara de buena persona. El otro día me dieron de más en la
vuelta y el negro con cara de buena persona se llevó una brillante
moneda de 2 €. ¿Soy un avaro o un tío fino, que no le gusta
alardear? ¿Tú qué crees?
Sea como sea, los descuentos de
Supercor no hacen ilusión, y la Navidad está hecha de cosas que
hacen ilusión. Por lo tanto, siguiendo el silogismo hasta el final,
los vales descuento de Supercor Exprés no son Navidad.



