martes, 17 de enero de 2017

A billion hits Ross Lynch

Ross Lynch es todo un tío. Además de ser guapísimo rockanrolea como nadie. ¿Qué más puede pedirle a la vida Laura Marano?


Ross Lynch es una estrella, punto final. Las estrellas pueden hacer lo que les da la gana, la prueba es que Mick Jagger se cambia la sangre y aquí nadie dice nada. Hace eso el pobre Rajoy y ya la tenemos montada.

Imaginemos que Rajoy se va en Semana Santa a cambiarse la sangre a Suiza. Y que lo vemos volver tan lozano, muy contento por haberse cambiado la sangre. Hace la señal de los cuernos en la rueda de prensa y todo el mundo aplaude pletórico.


¿Entendéis ya, putos rojos, por qué les debéis respeto a los fachas? Ellos llevan una vida aburridísima para que vosotros podáis rockanrolear. Lo menos que puedes hacer entre raya y raya, flipadillo, es dar gracias a Rajoy porque esté él negociando con Merkel y no tú.

No, si ya sé yo que en la discoteca todo es cojonudo. Pero para que esa discoteca esté abierta Rajoy pasa las noches en vela pensando qué es lo mejor para el país.


Asimismo, Rajoy no imagina los esfuerzos que tengo que hacer yo para saber qué traje se pondrá dentro de unos años. Mientras Rajoy negocia con Merkel, esa tarea repetitiva, mediocre, yo estoy aquí partiéndome los cuernos por interpretar el signo de los tiempos.

Rajoy y yo no sabemos los desvelos que pasamos el uno por el otro. Y puede que así sea lo mejor. Cada uno llevamos nuestra carga y lo hacemos con dignidad.


Ahora bien, en el Paraíso Rajoy se unirá a mi fiesta, porque aquí, de los dos, el que sé montar fiestas soy yo. Rajoy no se pondrá la corbata en la cabeza, se la meterá en el culo a modo de colita de cebra y beberá litros y litros de cerveza entre carcajadas.

No te preocupes, Mariano. Estoy haciendo una lista de reproducción en el iTunes que te vas a quedar flipado.