En este libro, editado en 2001, aparece
como ejemplo el logotipo de una pequeña empresa dedicada a vender
dvds por Internet, Netflix.
¿Qué, puto emprendedor, ya te han
hecho los ojos chiribitas, no? Ya te ves a ti mismo petándolo dentro
de 16 años, como Netflix. Tranquilo, hombre. Que igual no.
Primero, tienes que estar trabajando
como un perro 16 años, y no sé yo si tú tienes fuerza para tal
hazaña.
Tú te pensabas que Netflix lo
inventaron ayer, ¿a que sí? Tú te pensabas que Netflix existía
desde que pusieron esa ordinarísima lona en Sol. Pues no, llevan la
hostia de años, vendiendo putos dvds por Internet como si fueran
unos putos pobres.
Tú estás muy acostumbrado a que todo
esté listo y preparado con sólo darle a un botón. Esa decadencia
occidental nos ha llevado hasta donde estamos.
La comodidad está muy bien siempre y
cuando no nos exija traicionar nuestras raíces. Como el bello árbol,
sólo podrás dar frutos si tus raíces están bien plantadas en el
suelo. De no ser así no darás fruto alguno. Haz la prueba con
cualquier planta si no me crees.
De no ser así, la comodidad será un
falso Mesías al que adorándolo estarás adorando al mismísimo
diablo.
Por eso a mi me llevan los demonios,
que no el diablo, cuando te veo tomando café en Starbucks cuando
tienes muchísimos problemas que resolver. Tu huída hacia adelante
me revuelve las tripas.
Si quieres ser un hombre o una mujer de
provecho tírale ese ardiente café a la cara a Starbucks y ponte a
vender dvds por Internet como si fueras un pobre. Así, y sólo así,
podrás llegar a algo algún día.