El mejor SimCity que hay sigue siendo
el 2000, para mi. Aquellos gráficos estaban demasiado ricos. Son los
mejores gráficos que ha ofrecido SimCity, para el gusto de este
gourmet.
Luego ya se lió todo. Salían los
SimCitys como moscas. A la gente le entra la avaricia y sacrifica la
integridad de la obra. Esto no se puede consentir.
Yo sí me puedo permitir todo, pero
esto yo. Yo es que no me equivoco aunque lo intente. Lo puedo
intentar hacer todo mal y, aún así, me sale bien. ¿No tenéis
compasión de mi? Es una maldición.
Artísticamente es una cosa muy buena,
porque te puedes hinchar a hacer saltos mortales que vas a acabar
cayendo de pie. A mi plim, yo lo digo por vosotros, que así
disfrutáis de una espectáculo más espectacular.
Mira, el secreto del éxito es tener
buenas intenciones. Es mentira eso de que el camino al infierno está
asfaltado con buenas intenciones. Que va. El camino al infierno está
asfaltado de malas intenciones. ¿No es evidente?
Si tienes buenas intenciones no sientes
culpa, que es la yaga del corazón que no te deja avanzar. Puedes
tener la mejor empresa del mundo, pero si no tienes atendido este
pequeño temita te va a ir mal.
Aunque te resistas a ello porque
compromete tus ambiciosos planes, tienes conciencia. Y la conciencia
es como un perro, si lo cuidas y tratas bien te va a ser fiel hasta
después de la tumba. Pero si lo tratas a patadas cualquier día te
va a soltar un mordisco que te cagas y tú encima te preguntarás por
qué lo ha hecho.
Yo he cometido las peores judiadas que
se pueden cometer, pero como lo he hecho todo con buenas intenciones
soy inmune a la culpa. Ah, ¿que te he hecho daño con este
despiadado comentario? Lo siento, es que lo he hecho para que
mejores. Tu enfado no tiene sentido. Fin de la cuestión.
Y así, con la inocencia de un
angelote, vamos avanzando.