martes, 31 de enero de 2017

Chase H.Q. Game Boy

De pequeño nunca me gustó Chase H.Q., pero de mayor le he visto la gracia.


Chase H.Q. es un juego de carreras normal pero que al llegar a un punto tienes que chocarte con un coche señalado con una flecha hasta reventarlo porque los que lo conducen son malas personas.

Si lo revientas se para y tú sales del coche y detienes a los maleantes. Es algo muy sencillo pero que da mucha satisfacción.


Si estás pensando en montar una empresa porque te va como el culo y ya te has dado cuenta de que el sistema no va a hacer nada por ti tienes que fijarte en Chase H.Q.

Tienes que ofrecer al mundo algo que garantice una satisfacción sencilla, infantil. Para ello tienes que ponerte en contacto con tu corazón de niño y esperar que él, en su inocencia, te dé la respuesta acertada.


Por ejemplo yo no sé si Glovo cumple esos requisitos. Francamente, yo nunca he pensado que estaría guay que alguien me trajera de El Corte Inglés un paquete de folios. Prefiero calzarme y acercarme yo porque dar un paseo sí da esa satisfacción infantil de la que hablamos. Esperar a que un pobre ciclista te traiga los folios no.

Del mismo modo Tesla tampoco te ofrece una satisfacción infantil, sólo cerebral. Esos coches son demasiado lujosos. Uno se siente que le está echando mucha cara llevando un pedazo coche de esos. ¿Para qué quieres un Tesla pudiendo tener un sencillo y simpático Renault Zoe?


Sin embargo entiendo que hay gente a la que le produce gran satisfacción sentir que es mejor que el vecino aunque no lo sea.

Aprovecharse de esas personas tan necias sí da una satisfacción infantil. Así que en ese sentido Tesla mola, pero no creo que la hayan fundado con ese espíritu. Me temo que los fundadores de Tesla creen que son revolucionarios cuando no es así.