Para mi Cave Story es el mejor juego de
la historia. Sí, ya sé que ayer era Street Fighter IV, pero es que
la raza evoluciona.
Cave Story me mola porque, además de
tener más sabor a 8 bits que los propios juegos de 8 bits, lo hizo
un tío solo en su casa sin ayuda de nadie.
Tengo un gran sentido de la épica y
soy amante de los cruzados. Y este colega que hizo Cave Story ha de
ser un cruzado, si no no se entiende.
Por otro lado, hoy en día no se puede
conseguir una cercanía y una intimidad como las que transmiten Cave
Story en un estudio grande. Los estudios grandes son eso, estudios
grandes, y en un gran estudio no hay intimidad, hay mucho de todo,
pero no intimidad.
Así que si no tienes intimidad no
puedes hacer nada que transmita intimidad. Tampoco hace falta ser un
genio.
A lo mejor lo que necesita el mundo
ahora es intimidad, por eso aparecen tantas películas europeas
anunciadas en las marquesinas. Ya todos hemos tragado con el Gran
Hermano. Tranquilos, Illuminatis. Misión cumplida. Ahora, si no os
importa, nos vamos a nuestra habitación, que necesitamos estar
solos.
La fama, que antes era a lo que no
podía aspirar nadie, hoy la tiene todo cristo. Hasta la verdulera
más soez tiene Twitter. Es razonable pensar que el lujo del futuro
es la intimidad.
El lujo no existe, el lujo es lo que
tiene menos gente. Los diamantes son lujosos porque hay pocos, no
porque tengan nada ellos intrínsecamente. Si hubiera pocos zurullos
de mierda y no cagáramos uno cada día las duquesas llevarían
suntuosas diademas de mierda.
Así que se me ocurre que podías
empezar a guardar la mierda que cagas, porque igual en el futuro, no
sé, nos volvemos todos estreñidos y la mierda es tope lujosa. Nunca
se sabe.