Bonk tiene una cabeza fina. Parece una
calabaza.
Yo he hecho como Bonk, he hecho de mi
cabeza enorme mi arma principal. Sí, también muerdo paredes para
trepar por ellas, como Bonk, pero esa es una habilidad secundaria.
Bonk vivió sus aventuras
principalmente en la PC Engine, Turbografx fuera de Japón, una
consola tan hipster que hasta da rabia.
Tú podías tener la Mega Drive o la
Super Nintendo. Podías tener hasta las dos, como yo. Pero ya cruzar
la línea de Turbografx era excesivo. Hacerse con una Turbografx era
pasarse al lado oscuro. Había que tener las pelotas muy duras para
apostar por Turbografx.
Turbografx hacía de su característica
principal la que tenía la Master System I sólo como opción: los
juegos en formato tarjeta y no en cartucho. Un formato que recuerda a
la Turbografx es el que ha elegido Nintendo Switch para sus juegos.
Con el paso del tiempo todo lo que sea
Turbografx cuesta un riñón. Por eso si te quieres hacer rico tienes
que lanzar un formato fracasado, comprar todas sus unidades y
revenderlas en el futuro.
Turbografx decía que tenía 16 bits,
pero en realidad tenía dos procesadores de 8 trabajando a la vez.
Turbografx era muy pilla.
Yo hace relativamente poco me compré
una Turbografx en su caja, completamente nueva, por entre 140 y 160
me parece, no me acuerdo.
Vaya con la Turbografx. Quién lo
hubiera dicho.