A esta película se la ha metido tanta
caña que me ha empezado a gustar.
Primero, la peli es como rara. Las
caras de los peces son como megarraras.
Luego, el doblaje. El prota lo hace el
portero de Aquí no hay quién viva, cuando en el original lo dobla
Will Smith.
Total, que es un despropósito tras
otro. Pero tal es el despropósito que empieza a molar, como todos
sabéis. Cuando a algo se le crucifica a saco a uno le da por pensar
que no debe ser tan malo, sino que se le ha tratado injustamente.
Esa misma molonidad es la que tiene Ed
Wood, por ejemplo. Béla Lugosi con respecto a Boris Karloff también.
Lugosi parece ser que acabó siendo un yonki de la hostia, pero
parece ser también que con el paso de los años su legado supera al
de Karloff en muchos, muchos millones de petrodólares.
Esta molonidad existe porque somos
humanos. A todos nos han tratado mal pero no podemos decirlo, porque
entonces pareceremos débiles y perderemos la batalla social. Así
que tenemos una debilidad inconfesable. Pues esa misma es la que
confiesan abiertamente Wood y Lugosi. Por eso molan.
Esa es la molonidad definitiva, porque
si tú quieres tenerla tendrás que bajarte al barro. Pero si te bajas
perderás todo lo que tienes. Pero si no te bajas nunca molarás
tanto.
Parece que Wood y Lugosi de tontos no
tenían un pelo.
Si quieres el Reino de Dios dale todo
tu dinero a los pobres y sígueme, te lo tengo dicho. Pero si no no
pasarás al Reino de mi Padre ni de coña. Antes pasará un camello
por el ojo de una aguja que tú al Reino de mi Padre si no le das tus
pelas a los pobretones.