Este juego consiste en despedazar
sangrientamente a muñequitos encantadores.
La violencia de dibujos animados es muy
sana, porque con ella aliviamos la necesidad que tenemos de matar a
todo el mundo sin hacerlo.
Yo creo que los videojuegos no
engendran violencia, en todo caso la conjuran y, de forma catártica,
la expulsan con alegría de nuestros corazones.
Si criticas la violencia en los
videojuegos asegúrate de no tener ninguna dentro de ti, porque si no
no tendrás credibilidad en lo que dices.
Por ejemplo, puedes tener unas
justificadísimas ganas de matar a tu jefe. ¡Por supuesto! Ese
desgraciado es el mismísimo diablo. Merece un correctivo deluxe.
Sin embargo, echa cuentas, tío. Si lo
matas, luego ¿qué? Primero, que tendrás que cargar con ello toda
tu puta vida, se entere alguien o no. Ese es un sapo jodidillo, tío.
Luego, que tienes que conseguir que no
se entere nadie. ¡Menudo follón! Yo creo que compensa más dedicar
esos esfuerzos a buscar un nuevo curro, yo creo que eso es mucho más
fácil que acabar con el perillán sin que te pillen.
Pero claro, con tanta sensatez te he
jodido, porque ¿ahora qué haces con ese enfado tan de campeonato
que tienes? Pues a eso voy.
Llegas a casa, enciendes tu Xbox 360,
pones Fairytale Fights y liquidas muñequitos adorables. Y eso sí va
a alguna parte.