Este libro me encanta porque ni le he
quitado el plastiquillo. ¿Se puede ver en la foto? No le he quitado
el plastiquillo.
Los talentos de la nueva generación.
¿A quién le importan? Estoy de promesas hasta los cojones. Nunca se
cumplen. Las únicas cosas que se cumplen son las que nunca hemos
oído hablar de ellas.
Si yo fuese el CEO de Tesla, pongamos
por caso, me cortaría mazo de ir prometiendo que voy a ser la
próxima revolución de la movilidad, porque luego tengo que
cumplirlo. ¿Y si pasa algo? ¿Y si las cosas no van exactamente como
pensé? Voy a quedar como el culo delante de la gente, que les
prometí que lo iba a petar y al final la voy a cagar. ¡Qué palo!
Yo por eso te pido que si hablas de mi
lo hagas con sencillez. No vayas prometiendo que “este tío en unos
años lo peta” o no sé qué historias. La vida da muchas vueltas,
puede que tenga mucho talento pero puede que mi destino no sea
petarlo, sino algo de más trascendencia para el cómputo global de
la vida en la Tierra. ¿Quién sabe? Tú, desde luego, no. Así que
habla de mi como con sencillez, tío.
Yo cuando trabajé en publicidad,
naturalmente, lo iba a petar. Todo el mundo se inclinaba ante mi
paso, porque en esos sitios el talento es muy apreciado. Sin embargo,
como Krishnamurti, les dejé con la palabra en la boca ya que el
Señor se apareció ante mi y me dijo que tenía planes más
importantes para el menda que hacer anuncitos. Así que ahí les
dejé, plantados como los pringados que son.
Como ves, las apariencias engañan. Sí,
tengo mucho talento, por eso no lo peté. Porque petarlo es como de
hipsters, de Obamas, de gente menor. Yo soy un poquito más que eso,
según me susurran las Alturas.
Lo que me tiene un poco hasta los
cojones es que el Señor no me diga, con claridad, qué espera de mi.
Hasta ahora me tiene liderando a mi familia, esta panda de
incompetentes, como si esa fuese a ser mi gran función en el mundo,
liderar a estos incompetentes. ¡Joder, Señor! ¡Mándame algo más
divertido! ¡No sé! ¡Una misión en Japón o algo! Que allí los
juegos de Saturn están superbaratos y me pillaría mogollón.
Puede que parezca un poco raro que
hable de Dios con este desparpajo, como si no le respetara nada, pero
lo hago así precisamente porque le respeto. Porque es como me
gustaría que me hablasen a mi, con desparpajo y directamente, sin
historias. Ese, según tengo entendido, es el resumen de la Torá,
tratar a los demás como te gustaría que te tratasen a ti.
Y a mi me gustaría que la gente me
tratase como en plan divertido, para que yo pudiera tratarles en plan
divertido también. Y a ver quién gana. Y pasarnos la eternidad
jugando como cachorros recién nacidos.