jueves, 12 de enero de 2017

Moda Los talentos de la nueva generación

Este libro me encanta porque ni le he quitado el plastiquillo. ¿Se puede ver en la foto? No le he quitado el plastiquillo.


Los talentos de la nueva generación. ¿A quién le importan? Estoy de promesas hasta los cojones. Nunca se cumplen. Las únicas cosas que se cumplen son las que nunca hemos oído hablar de ellas.

Si yo fuese el CEO de Tesla, pongamos por caso, me cortaría mazo de ir prometiendo que voy a ser la próxima revolución de la movilidad, porque luego tengo que cumplirlo. ¿Y si pasa algo? ¿Y si las cosas no van exactamente como pensé? Voy a quedar como el culo delante de la gente, que les prometí que lo iba a petar y al final la voy a cagar. ¡Qué palo!


Yo por eso te pido que si hablas de mi lo hagas con sencillez. No vayas prometiendo que “este tío en unos años lo peta” o no sé qué historias. La vida da muchas vueltas, puede que tenga mucho talento pero puede que mi destino no sea petarlo, sino algo de más trascendencia para el cómputo global de la vida en la Tierra. ¿Quién sabe? Tú, desde luego, no. Así que habla de mi como con sencillez, tío.

Yo cuando trabajé en publicidad, naturalmente, lo iba a petar. Todo el mundo se inclinaba ante mi paso, porque en esos sitios el talento es muy apreciado. Sin embargo, como Krishnamurti, les dejé con la palabra en la boca ya que el Señor se apareció ante mi y me dijo que tenía planes más importantes para el menda que hacer anuncitos. Así que ahí les dejé, plantados como los pringados que son.


Como ves, las apariencias engañan. Sí, tengo mucho talento, por eso no lo peté. Porque petarlo es como de hipsters, de Obamas, de gente menor. Yo soy un poquito más que eso, según me susurran las Alturas.

Lo que me tiene un poco hasta los cojones es que el Señor no me diga, con claridad, qué espera de mi. Hasta ahora me tiene liderando a mi familia, esta panda de incompetentes, como si esa fuese a ser mi gran función en el mundo, liderar a estos incompetentes. ¡Joder, Señor! ¡Mándame algo más divertido! ¡No sé! ¡Una misión en Japón o algo! Que allí los juegos de Saturn están superbaratos y me pillaría mogollón.


Puede que parezca un poco raro que hable de Dios con este desparpajo, como si no le respetara nada, pero lo hago así precisamente porque le respeto. Porque es como me gustaría que me hablasen a mi, con desparpajo y directamente, sin historias. Ese, según tengo entendido, es el resumen de la Torá, tratar a los demás como te gustaría que te tratasen a ti.

Y a mi me gustaría que la gente me tratase como en plan divertido, para que yo pudiera tratarles en plan divertido también. Y a ver quién gana. Y pasarnos la eternidad jugando como cachorros recién nacidos.