Si apaleas a alguien con la vara de la
verdad se tendrá que callar, porque como le has dicho la verdad se
tiene que joder.
No esa verdad como a medias,
superficial. No, no. La verdad profunda, la verdad que es como una
bomba de mil megatones en tu corazón. Ante esa te tienes que callar.
Si no quieres que te echen bombas de
mil megatones en tu corazón no hagas trampas. Yo no hago trampas y
no me tiran ninguna.
Me pueden arañar, eso sí, porque la
gente es muy puta.
Pero si te pasas de arañacitos, pum,
bomba. Te lo advierto.
Yo no tengo interés ninguno en tirar
bombas, porque luego lo paso fatal. Me reconcome la conciencia del
daño que le he hecho al pobre infeliz. Pero claro, se lo estaba
buscando. Seguramente sufra yo mucho más que él, pero los seres
superiores somos así, responsables.
La gente tiene armas definitivas de
toda índole. Bofetadas, por ejemplo. Hay gente que si la sacas de
sus casillas, pum, te da una bofetada, porque la mano derecha es lo
más fuerte que tiene.
Yo, como lo que tengo más fuerte es el
corazón, pues es lo que uso para eliminarte. Un golpe de mi
fortísimo corazón en el tuyo de chichinabo.
Por eso ándate con ojo, que con esta
tontería me he cargado a tres o cuatro.