jueves, 19 de enero de 2017

Peso Perfecto Salud e Imagen

El peso perfecto, en mis tiempos, eran los mismos kilos que centímetros pasabas del metro. No me parece una mala medida, suficiente, pero seguro que hoy los métodos para calcular el peso perfecto son muy sofisticados.


Supongo que se hará un complejísimo sistema de ecuaciones tomando como incógnitas la edad de tu madre, tu grupo sanguíneo y los años a los que murió tu abuelo. La solución a ese entramado matemático inextricable debe ser tu peso perfecto.

Yo prefiero el método de los centímetros igual que los kilos. Seguro que, redondeando, da casi lo mismo.


Yo creo que con te alimentes razonablemente bien ya vale. Y eso incluye no comer sólo soja, porque si no de lo que te vas a morir es de aburrimiento. De aburrimiento es de lo que más se muere la gente. La gente piensa “¿Qué sentido tiene que siga yo aquí?”. Y, pum, va y se muere.

Por eso os insto a alimentar vuestra glándula molónica porque es la que tenéis más pírrica de todas. Y es la más importante para la longevidad.


Vuestra glándula molónica os pide marcha pero a vosotros os da tanto miedo el hecho de la existencia que le negáis su alimento. Y la glándula molónica se va poniendo triste. Y la glándula molónica, como mola tanto, cualquier día os la puede jugar, porque ese es el rollo de la gente que mola, jugársela a la gente.

Como decía Jesús, un corazón alegre es la mejor midicina.


Jesús comía cordero y bebía cerveza con los tontos del pueblo mientras que los piadosos comían mijo, la soja de hace 2.000 años. Y Jesús se partía la polla de ellos, por lo pringados e hipócritas que eran.

No es por la boca por donde entra lo que mancha tu corazón. Así que jámate un cordero.