miércoles, 18 de enero de 2017

Olécar Rent a car

En plena Gran Vía, se han colocado estos colegas. Claro, saben perfectamente que un turista no sale de la Gran Vía. Las calles aledañas son verdaderos arrabales en los que sólo nos podemos meter los auténticos madrileños, hechos de una pasta especial, inmunes al detritus.


Si eres un puto turista, uno de esos que fingimos que nos caen simpáticos pero nos caen como supermal, te recomiendo que vayas por detrás de Gran Vía a visitar la calle Desengaño, que es la calle de Aquí no hay quién viva, hogar de Juan Cuesta, presidente de nuestra comunidad.

Si vas a Nueva York imagino que querrás visitar el edificio de Friends y la cafetería de Seinfeld, ¿no? Bueno, pues si vienes a Madrid lo suyo es que visites la calle Desengaño por su alucinante valor pop.


También te digo que por esa calle hay mucha puta, por si alguna te ofrece sus servicios y, como yo, tú eres muy pudoroso. No te ofendas, es el rollo. Madrid es así.

En esa calle también hay un restaurante así como modernito, por si te asustas de la puta y quieres rodearte de niños memos como tú. Entre niños memos todo parece hecho de algodón de azúcar, por eso los restaurantes de niños memos tienen tanto éxito, porque la gente se pirra por los dulces sabores.


Ahora, si a ti, como a mi, los niños memos te caen fatal, te invito a que sigas deambulando por el barrio en busca de sabores más auténticos, como el de las meadas en las esquinas y las sex shops donde venden popper.

A un amigo le dio una temporada por traer popper casero. Tenía un amigo que, cual artesano, hacía popper en casa. Sin embargo este popper era como la mermelada que hace en casa tu cuñado, una mierda. Olía a pies que te quedas loco.


Se me ocurrió invitar a mi amigo a una fiesta de la gente del trabajo, gente de publicidad, muy sofisticada y tal. Pensé que iba a ser el rey de la fiesta con mi amigo que tenía popper casero y al final fui el pringado, el que había traído consigo a un tío cuyo bolsillo olía a pies.

¿Pero qué iba a hacer? ¿Dejarlo en la calle? No, no. Ese no es mi estilo.