miércoles, 11 de enero de 2017

Cenicero NH Hoteles

¿Recordáis cuando en los sitios había ceniceros que no eran de papel-lata de ese? Qué tiempos.


El otro día vi en Wallapop un cenicero de Burger King de los de antes, de metal duros, por sus buenos euretes. Hoy en día de eso ya no lo hay.

Tienes que guardarlo todo. ¡Todo! Diógenes sabía lo que se hacía. Diógenes lo que era es un hombre de negocios incomprendido. Él sabía que toda la mierda que guardaba en casa algún día sería muy valiosa, pero sus vecinas, esas chachas, se pusieron a murmurar de él y fíjate cómo ha quedado el hombre para la Historia, como el nombre de un síndrome.


Sin embargo de sus vecinas las chachas no se acuerda nadie, pero del bueno de Diógenes se acuerda todo cristo.

Yo pondré mi granito de arena en favor del recuerdo de aquel gran hombre y rebautizaré el Síndrome de Diógenes como el Olfato de Diógenes. ¡Qué olfato tenía el hijo de puta!


Diógenes sabía que era buena cosa coger ese cartón que cubre la caja de los Pin y Pon de la basura en día 6 de enero, porque esos niños estúpidos se han quedado con lo que no vale para nada, los muñecos, y han tirado el cartón, lo más valioso de todo.

Los niños son tontos. Juegan con los juguetes en vez de guardarlos. Podrían jugar con cualquier cosa, porque son niños y tienen mucha imaginación. Sin embargo juegan con juguetes, como los bichos malcriados que son. Si eres niño lo que tienes que hacer es guardar bajo llave tus regalos de Reyes sin abrir y ponerte a jugar con una lata de Pringles.


Así en el futuro podrás ser un hombre de negocios importante, de esos que no saben lo que es el amor porque tienen cosas más importantes que hacer, como contar sus millones.

Ah, los niños. Qué mal enfocados se les educa. Así nunca llegarán a nada.