No me acuerdo de qué iba esto.
Recuerdo que era cuando empezaba a darse el rollo “reinterpretación
de lo que significa ser un superhéroe”.
La novia que tenía por aquel entonces
se enamoró de mi por mis excepcionales reflexiones. Cómo la tenía.
¿Qué pudo salir mal?
A veces la gente muy guay emite tanta
potencia guay que ambas fuerzas se repelen. Es la pesadilla de la
gente guay, nuestro sino. Nos morimos por estar con gente guay pero
cuando estamos con ellos no los soportamos.
La gente guay somos así, guays. Cuando
ves personajes guays por la tele siempre tienen capas negras y esas
movidas, ¿no? Es por eso, por La Maldición.
Pero como estamos unidos para siempre
por la misma mágica energía que nos juntó no pasa nada, porque
aunque estemos separados seguimos juntos 4 ever & ever.
Pero vamos, que yo ya tengo una edad
para saber manejar esas extrañas energías y poder hilar una
relación constructiva. ¡Diablos! De no ser así no habría
aprendido nada.
Aunque de vez en cuando echo de menos
un poco aquellos tiempos en los que nada importaba. Ibas por la vida
como una apisonadora. ¡Vaya que sí!
Ey, había que hacerle el rodaje al
puto coche. ¿No? Evidentemente.
Por eso existimos las personas guays,
para contenernos las unas a las otras. Los fachas de estas cosas no
saben.



