Esto es una bombilla para una lámpara
de esas cuya intensidad se gradúa. O algo así.
En estos tiempos en los que todo es LED
y halógeno yo estoy buscando comprarme una vieja y confiable Sony
Trinitron.
Los LEDs y las lámparas halógenas dan
una luz demasiado perfecta. Demasiado blanca. Yo miro al sol y es
amarillo. O al menos cuando lo dibujas lo pintas amarillo.
Sin embargo las bombillas antiguas, las
bulbosas, dan una luz como amarilla. Una luz que habla de hogar.
Un hogar ha de tener cierta iluminación
tenue, que invite al abrazo. Los LEDs y los halógenos invitan a
matarnos los unos a los otros, al tener tan intensa luz.
Por eso quiero una Trinitron. Porque un
televisor antiguo no es más que una bombilla gigante en la que salen
imágenes por algún tipo de brujería. Emiten una luz que me hace
ponerme tierno. Ese es el estado deseable.
Una 4K está estupenda. Pero para mi
despacho elijo una Trinitron. O una Bang & Olufsen, que las
antiguas ahora van regaladas.
No me gusta daros chivatazos
wallapoperos, pero en fin, me habéis caído bien.
Hay que crear hogar. Es el único lugar
seguro que queda.



