martes, 3 de enero de 2017

La dinastía de los patos

Es este libro gordo podemos leer de dónde viene, en la Historia, la familia del Pato Donald y El Tío Gilito. Y los sobrinitos.


Pocas cosas más brillantes y más interesantes hay que La dinastía de los patos.

El Tío Gilito encuentra unas monedas antiguas y, cuando frota cada una, aparece un polvo que hace que se recuerde la historia de su familia cuando se acuñó la monedita.


Me pregunto qué recordaría un pato del futuro si frotase un euro. Probablemente una piscina de mierda.

Desde pequeño mi peor miedo era morir ahogado en una piscina de mierda. Gracias a todos he superado ese miedo. La humanidad no la ha podido cagar más. Tanto ha cagado que ha llenado una piscina.


Bucear en mierda es toda una experiencia. Tu nariz y tu tráquea se llenan de heces y no puedes respirar. Y, sin embargo, sigues vivo. La mierda tiene peor fama de la que se merece, después de todo.

No creo que el infierno sea peor que una piscina de mierda. Creo que, alegóricamente, es peor una piscina de mierda que una cueva en llamas. Los antiguos no tenían ninguna imaginación. ¡Una cueva en llamas! Eso se sobrelleva mucho mejor que una piscina de mierda.


Una cueva en llamas te hace pensar en que tu piel arde pero, no sé, a mi esa sensación me jode menos que ahogarme en mierda. De verdad.

Si yo rediseñase al diablo no lo haría como un señor rojo con cuernos, bigotito y patas de cabra. Lo haría como un gordo que no para de cagar. Ese sí que es el diablo. Vaya que sí.