Es este libro gordo podemos leer de
dónde viene, en la Historia, la familia del Pato Donald y El Tío
Gilito. Y los sobrinitos.
Pocas cosas más brillantes y más
interesantes hay que La dinastía de los patos.
El Tío Gilito encuentra unas monedas
antiguas y, cuando frota cada una, aparece un polvo que hace que se
recuerde la historia de su familia cuando se acuñó la monedita.
Me pregunto qué recordaría un pato
del futuro si frotase un euro. Probablemente una piscina de mierda.
Desde pequeño mi peor miedo era morir
ahogado en una piscina de mierda. Gracias a todos he superado ese
miedo. La humanidad no la ha podido cagar más. Tanto ha cagado que
ha llenado una piscina.
Bucear en mierda es toda una
experiencia. Tu nariz y tu tráquea se llenan de heces y no puedes
respirar. Y, sin embargo, sigues vivo. La mierda tiene peor fama de
la que se merece, después de todo.
No creo que el infierno sea peor que
una piscina de mierda. Creo que, alegóricamente, es peor una piscina
de mierda que una cueva en llamas. Los antiguos no tenían ninguna
imaginación. ¡Una cueva en llamas! Eso se sobrelleva mucho mejor
que una piscina de mierda.
Una cueva en llamas te hace pensar en
que tu piel arde pero, no sé, a mi esa sensación me jode menos que
ahogarme en mierda. De verdad.
Si yo rediseñase al diablo no lo haría
como un señor rojo con cuernos, bigotito y patas de cabra. Lo haría
como un gordo que no para de cagar. Ese sí que es el diablo. Vaya
que sí.



