Así de rollo indie americano Tomine me
gusta más que Clowes.
Tomine me parece más honesto. Menos
dado a “dar volteretas”. Clowes o es una persona profundamente
triste o se lo hace. Ninguno de los dos casos me gusta mucho.
Las personas así como super tristes,
no sé, me dan como miedo. Como que cualquiera sabe por dónde te
pueden salir si tocas el botón equivocado.
Por otro lado, todos tenemos ese botón
equivocado, ese botón que podríamos llamar de autodestrucción.
Podemos ocultarlo pero tener lo tenemos.
La clave, evidentemente, es averiguar
dónde lo tiene el enemigo para destruirle sin disparar una sola
bala. Sólo con un leve toquecito, a lo maestro chino de kung-fu.
A mi por lo menos es cómo me gusta
ganar las batallas. Sin demasiadas estridencias.
La pelea para mi es una farsa, sólo
finjo pelear para averiguar dónde tiene mi rival su punto flaco.
Mientras tanto él está muy contento pensando que está ganando,
cuando en realidad está cayendo en la tela de araña que tejo sin
que se dé cuenta.
Y cuando más contento esté es cuándo
acabaré con él, porque así la victoria tiene un sabor más
suculento. Esto no tiene por qué ser así, pero es un guinda que me
gusta poner.
Ey, empezó él.


