Este es un clásico Disney del que se
habla poco. Remediemos eso.
Esta peli se estrenó cuando yo tenía,
pon, siete u ocho años. Lo recuerdo porque en el cole nos mandaron
hacer una redacción sobre la última película que habíamos visto y
yo la hice de esta.
Por aquel entonces no había
desarrollado la capacidad de síntesis que ostento ahora, por lo que
gasté las dos caras del folio explicando los veinte primeros
minutos, porque la peli me flipaba tanto que no podía dejar de
hablar de ella.
¿Cómo dejan a un niño sólo un folio
para hablar de una película? Una película es algo que te flipa, se
necesitan cinco folios como mínimo. La educación está fatal, pero
fatal fatal.
Lo que te flipa mal y lo que te aburre
bien. ¡Vaya mensaje!
Afortunadamente, todos los niños
constreñidos por un folio nos hicimos millennials y empezamos a
hablar, a hablar y a hablar. No paramos quietos y nos perdemos en los
laberintos que fabrica de la nada nuestra mente maravillosa. Pero
como somos tantos, pero tantos tantos, tenemos a la peña loca con
nuestras chorradas.
Al principio se nos miraba mal, pero en
nuestra osadía hasta fundamos un partido político y desafiamos al
macho dominante. Hay que reconocer que, además de cabeza, no andamos
mal de pelotas.
Y como el macho dominante pegaba muy
fuerte pero era tonto de capirote le enredamos con nuestras
chorradas. Y ahora el macho dominante se pirra por un Tesla, como un
perrito bueno.
Y ahora el macho dominante somos
nosotros.