Un día Swatch empezó a molar y luego
dejó de molar. ¿Mola Swatch actualmente? Mñé.
Swatch vuelve a ser una marca coñazo.
Si te regalan un Swatch no te vas a quejar, está bien, pero no das
saltos de alegría. Te pones bastante más contento con un Casio
G-Shock.
Swatch son suizos. ¿Qué se le puede
pedir a un suizo? Que guarde tu dinero diligentemente. Pero molar...
No pidas tanto.
Para molar tienes que moverte más con
la mala gente. Con los travestis. Con los navajeros. ¡Qué drama
para las grandes marcas! Para ser una gran empresa hay que ser recto
y cumplidor, pero para molar tienes que ser todo lo contrario.
¡Menudo conflicto!
Yo trato de hacerlo todo, pero mi
empresa es unipersonal y eso tiene tanto ventajas como
inconvenientes. La ventaja es que no tienes que aguantar ningún
idiota, porque el único idiota eres tú. Lo malo es que no puedes
tratar a nadie con desprecio porque tienes un mal día. Te lo tienes
que comer. ¡Putadeishion!
Molar es una ciencia. Delicada,
exquisita, pero ciencia. Si me pusiera podría sacar la fórmula del
molar. Pero como esa fórmula es mucho más difícil que la de los
agujeros negros no merece la pena. Por eso creo que la robótica no
tiene futuro, porque programar a los robots como humanos es demasiado
difícil. Es un esfuerzo baladí. Es mejor follarse a una tía y
tener un humano normal.
¿Para qué quiero yo un robot? Para
empezar, los robots son siniestros. Y les pasa como a los gráficos
de ordenador, que cuanto más quieren parecer humanos más siniestros
son. ¡Paso de tener algo siniestro en casa! Prefiero decorar mi
salón con trofeos de caza. Es más fácil y más barato.
Si alguien cree que es fácil programar
a un robot para que parezca humano no se conoce demasiado a sí
mismo. Que primero saque una ecuación que se defina a sí mismo. Si
es capaz de sacar tal ecuación empezaré a creer en la robótica.
Además, los millennials no saben algo
fundamental: la existencia sigue la ley del mínimo esfuerzo. Todo
aquello que exija más energía para hacerlo funcionar que energía
vaya a proporcionar está destinado al fracaso. No te lo digo yo, lo
dice la ley universal. Los dinosaurios exigían demasiada energía
para funcionar y aportaban demasiado poco como para justificar el
gasto. Con los fachas ocurre el mismo fenómeno.
Los fachas y la robótica son como
vender el coche para comprar gasolina.
Como veis, fachas y millennials se
parecen más de lo que creíais.