Si hay un coche raro-raro es este.
Fiat Multipla es algo que le debemos
agradecer a Fiat, esa marca que me parece tan chula. Se sacaron de la
manga un coche parecido al Homer (no sé si recordáis ese episodio
de Los Simpson) y se quedaron más anchos que largos. No diría que
haya sido un éxito de ventas pero es que aquí no hablamos de esas
cosas. Aquí hablamos de las cosas guays.
Si te acercas al Fiat Multipla
comprobarás que tiene un habitáculo enorme. No sé si es más
grande que el de otros coches, pero desde fuera lo parece. Aquí se
ha sacrificado la aerodinámica en pos de ir en una especie de
saloncito sobre ruedas.
Tener un Multipla sería muy guay, pero
como no ando de dinero precisamente como para hacer cabriolas me
conformo con admirarlo cuando lo veo aparcado.
Con un Multipla es como si te
disfrazases de payaso y fueses por la calle muy serio. Todo el mundo
te mira y tú pones cara como de no entender nada. ¿Por qué me
miráis? ¿He dicho algo gracioso? ¿Qué pasa? Esa cara dura, ese
estar tan por encima del gusto del hombre corriente es lo que sugiere
un Multipla.
Con un Multipla molaría retar a una
carrera a un deportivo que se pare a tu lado en un semáforo. Te
comportas como un macarra pero vas metido dentro del coche de la
Señorita Pepis. Y como a un Multipla da igual rayarlo que no rayarlo
puedes cerrar al deportivo y hacerle un arañazo bien gordo en la
puerta, porque un arañazo para un deportivo es una putada pero a tu
Multipla casi le queda bien.
El dueño del deportivo se cagaría en
la puta madre que te parió y tú te alejarías enseñándole el dedo
de insultar, porque tú no eres gilipollas y no te has comprado un
coche que vale más que tú mismo.
En definitiva, un Multipla no ofrece
más que ventajas. No sé que haces que no estás buscando uno en
Wallapop.
Si quieres rematar tu molonidad, te
recomiendo que llenes a tu Multipla de pegatinas.