No me gusta mucho comprar por Amazon.
Ya ves. A ti te encanta, a mi no me gusta nada. ¡Bueno! No podíamos
coincidir en todo.
Sin embargo tampoco quiero permanecer
completamente ajeno a lo que pasa a mi alrededor, más que nada por
entretenerme. Así que he descubierto unas tarjetas prepago de Amazon
en el Vips con las que sí me gusta comprar. Yo soy muy analógico,
superpoco digital.
Con una de esas tarjetas de 25 €
compré esta caja de Poscas, que son unos rotuladores de calidad a un
precio sospechosamente decente. Llegué a sospechar que podían ser
falsos. Pero no, son auténticos. Más que auténticos: son
japoneses. No hay nada más auténtico que un Posca japonés.
La caja me salió a 17 € y vienen 8
rotuladores. En Wallapop si los encuentras a 3,50 € la unidad monta
una fiesta. Como ves, si me rebajo a comprar por Amazon, al menos lo
quiero hacer excepcionalmente bien.
Con los 8 € restantes compré
canciones de videojuegos, que es una afición que tengo ahora. Es lo
que está de moda. Me ponga como me ponga, yo siempre estaré de
moda. ¡Qué desgracia! ¡Qué tragedia!
Estar de moda constantemente es
agotador. Todo el mundo te mira, todo el mundo quiere un trocito de
ti. ¡Cómo entiendo a Michael Jackson! Michael siempre se quejaba de
que los fans no le dejaban en paz. Y es que es muy pesado. De verdad,
no quieras la fama. Hay que estar genéticamente preparado para ella.
Ahora todos los chicos jóvenes quieren
ser famosos, lo mismo que antiguamente querían ser... ¡No sé!
Otras cosas. Pero ahora todo el mundo quiere ser famoso. Cuando eres
famoso todo el mundo se inclina ante ti y los errores cometidos por
tus padres en tu educación se minimizan. Y, por un rato, crees que
eres grande aunque seas pequeñito.
Es cosa de los tiempos. Los chicos
jóvenes van donde va Vicente, no tienen criterio, no tienen firmeza,
no tienen saber estar. Es lo malo de ser joven y a la vez lo bueno,
porque siempre vas donde te lleva al viento, quedando tu
responsabilidad personal disuelta.
Ahora los chicos quieren ser famosos.
¡Bueno! Pues habrá que dejarles. ¿No? ¿Qué vamos a hacer?
¿Enfadarnos?