Antes de Up! fue Fox. Antes de que
todos los utilitarios urbanos adoptasen nombres así como chupis
(Up!, Mii) estuvo el Fox. ¡Qué poco éxito tuvo el Fox! Lo cazaron
como a un zorro.
De todos es sabido mi desprecio por la
memez millennial. Decorar el mundo como si fuese una clase de
preescolar me parece bien si es un poquito, un poquitín, pero eso de
hacer todas las cosas como si no tuviéramos neocortex para mi gusto
es pasarse. Que sí, que las cosas de así como de niño de 2 años
nos estimulan partes del cerebro que el ultracapitalismo nos tenía
dormidas, que sí. ¡Pero coño, para ya de una puta vez, tío!
¡Hazme el favor! ¡Por favor te lo pido!
Cuando era pequeño las cosas de niño
no me gustaban nada. Yo es que tengo un neocortex que ya-ya. Luego me
hice mayor y allá por 2002 empecé a interesarme por las cosas
limpias, el amor puro, el sonido Elefant, etc. Pero como vosotros
sois tontos estáis con esas cosas ahora, cuando yo estoy ya en
Plutón.
¡Qué lentos sois! ¡Qué lentos! Me
como las zapatillas de la desesperación.
A Mr. Wonderful un día me lo voy a
comer. Así. Comer. ¡Ñam! Se acabaron las tonterías. Sonríe,
sonríe, Mr. Wonderful, que de esta no te salvas.
Todos sabemos cómo acabó Ned Flanders
de tanto sonreír: en el psiquiátrico de Springfield confesando que
odiaba a sus padres beatniks de los cojones. ¿Quieres acabar igual,
Mr. Wonderful? Llevas camino. Te veo que no te veo.
La pureza me temo que no es sonreír
constantemente. Eso es lo que asocia un adulto atontado con pureza.
La pureza es llamar a la mierda mierda. Decir “joder” mola. ¿Por
qué piensas que decir “joder” no es puro? Si no molase nadie lo
diría.
Si quieres hacer negocios con cosas
memas al menos ten la delicadeza de ser el primero, como Nintendo
Wii.
Copiar los descubrimientos de los demás
no tiene nada de puro, Mr. Wonderful.
Los niños irritan mucho con sus
memeces, por eso los hacemos callar con nuestra fuerza adulta. No es
casualidad.
Hay que callar a Mr. Wonderful con
nuestra fuerza adulta.
