domingo, 9 de abril de 2017

Un pequeño asesinato

Ay, qué poco criterio tenía yo cuando compraba cómics. Compraba cualquier mierda apestosa con tal de que hubiera salido en alguna revista siendo recomendada o que el autor fuera famoso, como es este caso. Este tebeo es de Alfonso X, El Sabio. Digoooooo, de Alan Moore.


Cuando empiezas en algo es lógico que no tengas criterio. Nadie nace aprendido. Así que, como en el amor, tienes que besar muchos sapos hasta que das con un príncipe. Ya, ya sé que besar sapos da verrugas, pero si tienes una idea mejor házmela saber. Aunque troglodita, el método de prueba y error es el más adecuado en este caso, temo.

Cuando empiezas en algo tu pasión juvenil está desbocada y abrazas a todo aquello que se te acerca. Yo de pequeño, arrastrado por mi amor por la existencia, no se me ocurrió otra cosa que abrazar fuerte a un gallo, por lo simpático que me caía. Naturalmente, el gallo, como criatura inferior no familiarizada con los bellos sentimientos de un niño, me picó. ¡Puto gallo! Mi abuela le rebanó el pescuezo y nos lo comimos. ¡Jajajajaja!


Ese gallo no había caído en la cuenta de con quién se estaba jugando los cuartos.

En mi familia somos muy hijos de puta. Somos gente tranquila, afable, pero si nos tocan los cojones desplegamos un arsenal nuclear que te cagas en los calzoncillos. Somos como la Atlántida, una isla paradisíaca en medio del océano y no queremos que lleguen intrusos a estorbar.


Dicen que La Atlántida se hundió como castigo a la soberbia de sus habitantes, pero quiero pensar que en mi familia estamos un poco más avanzadillos. ¡Dios lo quiera!

Ey, cuando tienes un dominio de las artes y la música tan elevado como el nuestro te vuelves un poco soberbio. Miras a los demás con desprecio, porque no son tan buenos como tú. ¿Qué hay de malo en ello? Tampoco lo hacemos así como a saco. Incluso utilizamos expresiones como “a saco” para dejar claro que tenemos cierta simpatía por las clases bajas.


¿Qué más quieres? Cómo sois las clases bajas, de verdad. Sólo sabéis pedir, pedir, pedir. Sois irritantísimos.

Total, que yo que tú no me compraba este tebeo. Es aburridísimo. No recuerdo absolutamente nada de él. No hay peor desprecio que no hacer aprecio.