sábado, 8 de abril de 2017

Lo tuyo es mío – Contra la economía colaborativa

¿Tú estás a favor o en contra? No, no vale hacerse el suizo. Aquí hay que mojarse. ¿A favor o en contra?


Para mi la economía colaborativa es como la realidad virtual, una cosa así muy curiosa de la que se puede sacar alguna cosa medianamente interesante pero que no es la panacea. En estos tiempos tan oscuros, por mero comportamiento humano, todo el mundo busca esa luz al final del túnel. Y, como humanos, a veces nos quedamos embobados con cosas que son fluorescentes pero que luz-luz no emiten.

¿Cuál es el problema real de la situación actual? Que hay mucho de hijo de puta suelto. Es ese. No hay otro. La única solución, por tanto, es eliminar a los hijos de puta, no cambiar de modelo económico o ponerse un casco con pantallas incomodísimo. ¡Incomodísimo!


Evidentemente, la solución real es mucho más complicada que las soluciones intermedias, porque los hijos de puta, como tales, se revuelven mucho. Las buenas personas son accesibles, los hijos de puta son huraños porque tienen mucho que esconder. Por tanto pillarles exige un esfuerzo titánico. Por eso ese esfuerzo está al alcance de muy poca gente.

No me entendáis mal, estoy tan a favor de las soluciones intermedias como de Tania Sánchez: se ve que hay ahí un núcleo oscuro pero como más o menos se rema hacia el lado correcto es mejor no decir nada. El tiempo acaba colocando las cosas en su lugar, y Tania Sánchez, de momento, ya ha sido relegada de la primera línea. Con la economía colaborativa, la realidad virtual y el pan de masa madre ocurrirá lo mismo.


Yo, que soy así listo y tal, prefiero dirigirme directamente hacia la luz real y dejar las soluciones intermedias para otros que no tengan una visión tan telescópica como la del que suscribe. Según tu nivel de visión estarás, en estos tiempos, en un sitio u otro. Si ves menos que un topo estarás en un banco. Si ves regular habrás puesto una panadería de pan de masa madre. Si ves mucho estarás llamando a mi puerta. No juzgo a la gente por sus capacidades.

Por lo tanto, desoyendo mis propios consejos, como un crack, yo con estas cosas me hago el suizo. ¡Ni a favor ni en contra! Tengo demasiado que perder. ¡Tengo demasiado oro! En los conflictos el oro se desvanece como una bruma. Y como yo ya he dado a la causa, bajo mi punto de vista, suficiente, me hago el suizo. Que luchen otros. Yo ya he aprobado. Y con nota.


Tú, por el contrario, puede que te estés comportando como una región de Baviera. Puede que estés trabajando a favor de los malos porque ¡cualquiera se mete con los malos! Me parece razonable, pero estratégicamente me parece un error. Las guerras siempre las ganan los buenos, y aunque sea por egoísmo deberías pasar un poquito más de los malos. Pon, no sé, una hamburguesería vegana. Con eso es suficiente.

Porque luego llegan los tiempos de paz y a ti te han grabado un estigma en la frente, como en Malditos Bastardos. Y a la gente estigmatizada nadie la quiere ni ver. Yo te lo digo por eso, pero vamos, que tú haz lo que quieras.