jueves, 13 de abril de 2017

Rediseño de la imagen corporativa

Ojo, no diseño. ¡Rediseño! Hay que rediseñar ese logotipo, está antiguo. Los valores que defendemos no han cambiado, pero el estilo de las formas sí. Hay que hacer algo.


Rediseñar un logotipo es como ducharte y ponerte guapo: el coñazo más inhumano que puedas imaginar. Crear algo de la nada es más interesante, porque exige una sabia reflexión y no hay nada que más me guste a mi que reflexionar de sabia forma. Pero esculpir esa reflexión para que encaje en los patrones estéticos de cuatro retrasados mentales que desprecio ¡grrrrrrr! ¡Me pone de uñas!

¡A ver, putos niñatos! ¡Contadme! ¡Contadme cómo os gustan las cosas a vosotros, a ver! ¿Os gustan las formas suaves? Qué monos. Y los colores no me lo digáis, suaves también, ¿no? Si es que no sé ni para qué hablo con vosotros. Sois un libro abierto.


Una temporada trabajé en investigación de mercados siendo yo el investigado, no el investigador. Hay mucha gente que tiene curiosidad por lo que Juan tiene que decir y me observa silenciosa desde detrás de un cristal. Ellos me pueden ver a mi pero yo no los puedo ver a ellos. ¡Cristo bendito! ¡Qué sensación más ahogante!

¡A ver, puto pureta! ¡Sal aquí! ¡Que te quiero ver la cara! Pero no salen. Yo tampoco saldría.


Cuando eres chaval y nadie te ha hecho ni puto caso en tu vida ilusiona mucho que te pregunten sobre lo que opinas de las cosas. Todo el mundo pide, pero nadie pide tu opinión. Casi mejor, porque como nos empecemos a pedir opiniones unos a otros se abrirá la Caja de Pandora y acabaremos sepultados en billones de palabras vacías.

Te preguntan si tomas café y tú dices que a veces. Te preguntan si el Nescafé te da sensación de tener alta o baja calidad y tú dices que regulín. Te preguntan cómo mejorarías tú la oferta de café y tú dices sinsentidos horripilantes, ya que nunca te han hecho trabajar con el cerebro y es tu primera vez. Te dan una gratificación y te acarician la cabeza.


Luego se llevan esas opiniones a la empresa y el jefe de marketing dice “¿Veis? ¡Lo que yo decía!”. Pero para estar seguros que el director de marketing no dice más que gilipolleces es mejor pagar por un estudio que diga lo mismo que él. Sólo para cubrirnos las espaldas.

Y así se hacen las cosas que compras. ¿Qué pensabas? ¿Que había un comité de sabios diseñando tus televisores? Hay un comité de jetas pensando cómo sacarte los cuartos. Sólo quieren saber cómo te gusta más la mierda, si con las esquinas redondeadas o no.