Cuando creímos que Domino´s no tenía
rival y Telepizza habría de concentrarse en las pizzas-engendro
(movimiento que me parece chulo) llega Papa John´s y pega un
puñetazo en la mesa. ¡Fichas! ¡Denme fichas! Voy a reventar esta
puta partida.
Papa John´s tiene un mensaje que a mi
me ha quedado claro: somos igual que Domino´s pero mejores. Tenemos
las variedades de pizza que ya todos conocemos (sin tener que
rebajarnos a la pizza-burger-fajita-cordero asado de Telepizza) pero
con ingredientes de más calidad. Igual pero mejor. ¿A alguien le
queda alguna duda? Muy bien.
Si una pizzería tiene en su nombre la
palabra “Papa” buena cosa es. En estos tiempos necesitamos a
papá. Papá todo lo puede, papá puede llevar cualquier cuestión
adelante. Papá es un mulo. Los tiempos apretados necesitan mulos, no
bailarinas. Por lo tanto Papa John´s apela a nuestras sensaciones
íntimas para colarnos los goles, como un sádico classically
trained.
No conocer nuestras íntimas cuestiones
nos deja a merced de cualquiera que sí las conozca. Basta con mirar
a alguien a los ojos para ver por dónde se le puede colar el gol a
este incauto. Tú, por ejemplo, mucho musculito, pero si te miro por
aquí veo que eres un niño idiota al que todos le dan de lado. Por
lo tanto por ahí te voy a agarrar, cabrón. Y tú, que vas de fina,
veo que eres una retrasada mental que con que la asusten un poco hace
todo lo que le digan. Así funciona el marketing 4.0.
El marketing es un reflejo social.
Básicamente, todo lo que hacemos sobre la faz de la tierra es un
juego. Últimamente el juego se nos ha ido un poco de las manos,
vale, pero eso no significa que no sea un juego. El marketing habrá
de ir un paso más allá y descubrir nuevos huecos por donde colar el
gol. Antes bastaba con que nos emocionaran, con que nos dijesen que
podríamos ser grandes, apelando a nuestra vanidad.
Pero como actualmente todas las capas
de la personalidad ya inservibles han caído todo lo que nos queda es
aquello con lo que nos echó nuestra madre al mundo: el miedo a la
oscuridad. El miedo a que nos peguen los del barrio. El miedo a que
descubran que somos tontos. Esas cosas. El núcleo de la tarta.
Mientras no seas capaz de hacerte cargo
de tus propios demonios otros lo harán. Yo podría hacerlo, pero no
soy tan cabrón; si te manipulo lo hago para que madures, no para
convertirte en un títere. Títeres ya tengo muchos. Prefiero gente
de mi nivel. Por eso, si te manipulo, te manipulo a tu favor, no en
tu contra.
Manipular a favor y no en contra
podríamos llamarlo ya marketing 5.0, pero como los números tan
altos me parecen un poco carentes de estilo lo voy a llamar arte sin
más. Yo no hago marketing, yo hago arte. Abre bien los oídos.
Y como tu amo, te ordeno que vayas a
Papa John´s. ¿A que estás tentado/a de ir? ¡Jajajajajajaja!
¡Manejo las cuerdas!