lunes, 3 de abril de 2017

Karate Kid

Pues yo no he visto Karate Kid. Ya ves. Tengo muchas lagunas, no te vayas a creer. Miento, lo que tengo es mucho criterio.


Compré esta peli y la puse. Pero resulta que no era Karate Kid, sino The Karate Kid, protagonizada por Jackie Chan y el hijo de Will Smith. No tengo nada contra ninguno de los dos, pero aún así he ido al Cex a desfacer este entuerto.

Ya tengo (supuestamente) el disco correcto e imagino que esta noche veré este clásico inmortal. A ver qué tal.


No soy muy de películas de acción, pero el otro día vi en Movistar+ una de Bruce Lee, otras películas que nunca había visto, y me encantó. Es como una película de Bud Spencer pero con las hostias más afiladas.

¿Prefiero las hostias definitivas de Bud Spencer o las hostias afiladas de Bruce Lee? Pues me pasa un poco como con la ropa, que más que preferir una prenda u otra me parece o no más apropiada para unas circunstancias dadas. Dicen que los diseñadores piensan lo mismo, porque dicen que si el diseño no responde a una idea es mera decoración. Parece ser que los diseñadores piensan cosas muy malas de la decoración, como si la decoración no debiese responder a una idea.


Supongo que debe ser porque la decoración se asocia a niñas pijas tontas que no saben hacer absolutamente nada. Y como no saben hacer absolutamente nada el padre les ha puesto una tienda de decoración, porque a la niña parece ser que le gusta la moda y esas cosas. Pero el diseño se asocia a niños memos con menos profundidad de la que creen y yo no digo nada.

Yo aprendí una cosa a temprana edad en mis tiempos publicistas; las cosas, además de a una idea, han de responder a otra: la que el cliente tiene de sí mismo. Esto, que hoy me parece evidente, en aquel momento fue una revelación. La tuve en H&M con mi amiga Úrsula, fíjate si fue trascendente que recuerdo el momento exacto.


Por ejemplo, tú puedes ver claro que un señor es un patán ridículo y que a su negocio lo que le vendría mejor es esto. Pero como ese señor no se da cuenta de que es un patán ridículo la mejor idea para su negocio la va a rechazar, porque eso implicaría aceptar que es un patán ridículo. Así que has de montar una nueva ecuación, esta vez con dos variables: x=Lo mejor para el negocio e y=Lo mejor para la idea errónea que alguien tiene de sí mismo.

Igual tú tienes problemas para aceptar la segunda variable, porque no es racional, pero en realidad es superracional. La gente necesita pensar de sí misma que es esto o aquello porque si no su vida se derrumbaría. Diablos, mantener una vida en pie es superracional.